Fabricio
No se como acepté venir a comer donas con ella, pero lo hice, no entiendo como siempre tiene las palabras perfectas para convencerme de hacer algo, pero bueno, aquí estamos, paseando por el mall con una caja de donas en mis brazos viendo como camina dando uno que otro saltito en el camino sin darse cuenta, la miro de vez en cuando por el rabillo del ojo y una sonrisa involuntaria se formula en mis labios, lea no siempre se deja ver así de contenta. Desde que nuestros padres fallecieron tengo el presentimiento de que algo dentro de ella cambió mucho a pesar de que intenta ser la de siempre por momentos por lo que una simple sonrisa suya hace que algo dentro de mi se active, de seguro mi versión de hermano mayor que quiere lo mejor para ella, si soy sincero no lo sé, estoy descubriendo nuevos sentimientos o ideales poco a poco, pero de lo que estoy seguro es de que lea es una parte importante de mi vida, solo llevo conviviendo con ella 3 años pero ese corto tiempo fue suficiente para que le agarre un afecto increíblemente grande, y a pesar de que no sea cariñoso con ella casi nunca o no le pregunté qué tal su día cuando llega del instituto, a pesar de que no le demuestre ni una gota de afecto a diario, le quiero, le quiero como nadie tiene idea.
-¿Después de comer las donas quieres ir a ver una película?-me preguntó lea con una sonrisa leve en su rostro.
-¿No se supone que solo vinimos por donas?-pregunté arqueando una ceja.
-Si... Pero ya que estamos aquí podemos aprovechar y ver una peli... Oí que salió una de terror muy emocionante.
-Las películas de terror te generan mucho miedo...- musité dudando en si aceptar o no.
-Pues obvio de eso se tratan las películas de terror, de causar miedo en los que las vean-siseó rodando los ojos divertida-ay andale fabrii plisssss-insistió haciendo pucheros.
Maldita sea, eso es trampa.
Suspiré rendido y asentí con la cabeza. Ella se puso a festejar instantáneamente-típico de lea- y me hizo señas con la cabeza para que nos sentemos en unas mesas de cristal que son para los que compran comida dentro del mall.
Una vez que nos sentamos empezamos a repartirnos nuestras donas correspondientes. Ya comiendo a lea se le ocurrió poner música desde su celular para así distraernos.
Todo estaba normal hasta que en una de esas se reproduce la canción "You Broke My Heart Again". Apenas reconocí la canción clave mi mirada en lea por instinto, y tal y como lo supuse sus ojos estaban cristalizados y su rostro poco a poco se iba tornando de un tono carmesí.
Sentí una horrible presión en mi pecho, solo que no por el mismo motivo que lea, no, el motivo por el que yo empezaba a sentirme mal era otro... Otro que no debería ni venir al caso.Una vez que logré reaccionar después de quedarme observándola un buen rato arrastré mi silla hasta que quedé junto a ella.
-Lea...
-No hables por favor... No ahora -bibiseó con la voz quebrada.
Hice caso a lo que me pidió, no emití ni una sola palabra, se que necesitaba un rato para calmarse. La miré con cautela antes de ponerle detrás de la oreja el mechón de cabello que ahorita invadía su rostro. Al hacerlo lea de lo que estaba cabizbaja posó sus inmensos ojos color verde claro sobre mí, sorbio la nariz y no sé en que momento me descuide que cuando volví a verla ella estaba abrazándome con fuerza, automáticamente la envolví con uno de mis brazos mientras que con el otro pasaba mis dedos por su suave cabello castaño.
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Iluminaste mi alma
De TodoCuando todo se pudre por completo es cuando finalmente abrimos los ojos y enfrentamos la realidad, ya sea solos o acompañados.