Capitulo 2.

13.8K 554 18
                                    

Es raro, cuando era pequeña lloraba para llamar la atención, y si no me hacían caso gritaba más fuerte. En cambio ahora me escondo para llorar, y si alguien viene me seco las lágrimas y sonrío para que nadie se dé cuenta de cómo estoy en realidad.

A veces me vengo abajo, como hoy.
Cada vez que lloro, lo hago hasta quedarme casi sin aliento, sin aire en los pulmones, y gritando al cogerlo. Sí, yo también lloro... La mayoría de las veces por un mismo motivo; no estoy conforme con nada. Sin embargo, estoy en una etapa de mi vida en la que no puedo ni debo quejarme por nada, pero aquí estoy... Llorando.
Siento cómo se me purifica el alma cada vez que lo hago, sabiendo que muy en el fondo se me pudre poco a poco. Últimamente lloro demasiado.
La música muchas veces consigue relajarme, pero hoy parece que lo complica todo.
Sinceramente creo que estoy harta, harta de verme en la misma situación. Los cambios llegan poco a poco y casi sin darme cuenta, pero llegan. Aunque lo que más ansío en estos momentos, desde siempre pero más que nunca, sigue sin venir.
Ya no sé cuánto más debo esperar. No se si llorar para sacar todo lo que está putrefacto en mí y purificarme, o si cerrar los ojos directamente y sonreír como si no hubiese pasado nada esta noche.

Me lavo la cara y me miro en los grandes espejos del lavabo.
Saco de mi bolso un poco de rímel y me lo pongo, no quiero que nadie sepa que he llorado.

Abro la puerta y intento sonreír.
Error.
Intento fallido.
En vez de eso me sale una mueca un poco rara.

Llego a la mesa y me siento al lado de Marcos, que enseguida me coge de la mano.

-No llores mas.-me susurra.-se que duele, y que la echas de menos, pero.. no puedes seguir así.
Tu madre me ha contado que desde lo de Sara no te relacionas con nadie, que las clases te las daban en casa y que no tenias amigos.
Y eso debe de ser una verdadera mierda.
Mañana te vienes con migo y con mis amigos.

-Yo... no..

-No me valen las escusas, no me hagas ir a sacarte de las orejas.-me sonríe.

Hago un esfuerzo por sonreír, pero nada, otra mueca rara.

-Y intenta ser simpática, ellos los son.-me susurra.

-Yo soy simpática..lo único que no me acuerdo es de sonreír.

-Pues te apuesto lo que quieras a que dos de ellos te hacen reír a carcajadas.

Le tiendo la mano y lo miro.

-Trato echo, pero con una condición.

-tu dirás.

-No pueden saber nada de lo de Sara, ninguno.

[...]

Domingo.
Abro los ojos pesadamente.
Miro la hora.
Las 11.
He quedado con Marcos y sus amigos a las 12.
En fin..

Abro el armario y cojo unas mallas negras y una sudadera que era y le encantaba a Sara.
Ahora que no esta, poniéndome su ropa me siento.. un poco mejor.

Me miro al espejo y me maquillo lo mínimo para que no se note que no duermo mucho.

Me dejo el pelo suelto y bajo a desayunar.

-¿Al fin vas a ir con tu primo?.-me sonríe mi madre.

-¿Ay mas remedo?-susurro mirándolo.

-Me temo que no, así que tira anda.

Cojo una manzana y voy hasta la puerta, al final de la calle ya veo como llegan mi primo y sus amigos.
Vergüenza.
Soy muy tímida.
Y miedo, hace un año que no me relaciono con nadie, que no tengo amigos.. que.. pues eso, que ya no vivo.

Marcos se adelanta al grupo y viene a abrazarme.

-¿Lista?-me sonríe.

-Dando por echo que me has obligado a venir, diría yo que.... no.

Mi primo pega una carcajada y me coge de la mano.

Me presenta a todos sus amigos.
Nombres y mas nombres.
Pero lo que me llama la atención, es que hay dos, dos gemelos.
¿No habrá nada en Mariena que no me recuerde a Sara?

Los dos me dan dos besos y yo, por educación, les respondo con el mismo gesto.

Jesus y Daniel, creo que se llamaban.
Morenos de ojos marrones, la verdad, y me cuesta admitir estas cosas, son muy guapos.

Miro a las chicas, hay tres.
Una rubia de ojos verdes, es una preciosidad, creo que se llamaba Lucía.
Otra morena de ojos marrones, pero es guapísima, esta se llama Marta.
Y otra, castaña clara y de ojos azules, tan bien muy guapa, Mireia.
Luego hay otro chico, rubio, con melena y ojos verdes, también es guapo, se llama Lucas.

Quito la mirada de los gemelos y me coloco al lado de mi primo.

El resto de la mañana nos la pasamos dando una ruta turística por Mairena.

Uno de los gemelos se acerca a mí, no se quien es, no los diferencio.

-¿Marina?-me mira.-¿Puedo preguntarte algo?

Asiento mirándolo al fin.

-¿Te pasa algo con nosotros? Ni nos miras, ni nos hablas, ni nada....

-¿Tan feos somos?-aparece el otro gemelo por al lado.

Y sonrío un poco.
Espera..¿he sonreído?
Valla, mi primera sonrisa en un año, el Apocalipsis.

-Eh no..-susurro.- no es nada... y no sois feos.

Ellos sueltan una carcajada.
Ay dios de mi vida y de mi corazón, que sonrisa mas bonita tienen.

Pero yo sigo firme, seca y firme.

Lucas aparece también por un lado y me mira.

-Que seca eres, ¿no?-me sonríe, se que lo ha dicho de broma, pero es la verdad.

-¿Que quieres? ¿Que me eche un vaso de agua por encima o qué?.-le digo, mirándolo a los ojos.
Todos pegan una carcajada y me miran.
¿los he echo reír? ¿Yo? ¿Desde cuando?

[...]

Vuelvo a mi casa junto a Marcos.

-Me debes algo, te han echo sonreír, lo he visto.

Suspiro ruidosamente.

-Esta bien... ¿El qué?.

-Mm.. estudiar en el colegio.

Trago saliva y lo miro asintiendo.
No me vendría mal empezar de cero.
Un nuevo aire, algo que no me recuerde a mi gemela.
Vale la pena intentarlo.

-Esta bien.

Solo quiero ser feliz. {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora