TRES

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A Natasha no le gustó nada que los días pasaran sin que volviese a ver a James. Él no le había vuelto a escribir ni había ido a verla. Detestaba haber tenido razón al haber pensado que si ella no lo buscaba, no se verían tan seguido como necesitaba. 

Steve Rogers:

¿Estás libre esta noche? Bucky me canceló lo que planeamos. 

Natasha Romanoff:

¿Qué quieres hacer? 

Steve Rogers:

Te dejaré elegir la película que quieras. 

Natasha Romanoff:

Llego en diez. 

―¿Una ronda más? ―le preguntó el hombre que atendía la barra. 

La rusa negó y pagó por las bebidas. Después caminó hasta uno de los taxis que estaba esperando clientes a la salida del bar. Le dio la dirección del departamento del supersoldado al conductor y recostó su cabeza contra la ventana. 

No quería admitir que estaba esperando que su celular sonara esa noche. Mucho más después de saber que Bucky no estaría con su rubio amigo. 

―Wow, te ves muy hermosa ―dijo el capitán al abrir la puerta y dejarla pasar. 

El maquillaje de la mujer había sido pensado en resaltar especialmente sus ojos verdes. Natasha sonrió complacida. 

―Quería lograr algunas erecciones en el lugar donde fui ―respondió divertida―. ¿Lo logré contigo? ―jugó con él. 

―Estuviste muy cerca. 

Ella resopló con falsa decepción y fue directo al baño. Se lavó el rostro, utilizando las toallitas húmedas para eliminar cualquier rastro de su maquillaje. Se sentía más cómoda al no tener que pensar en todo momento si alguna parte de su rostro tenía maquillaje corrido. 

El supersoldado la esperó sentado en el sofá, con dos cervezas en la mesa baja frente a él y un cuenco de pororó en el regazo. 

Natasha arrojó la chaqueta negra de jeans encima del brazo de lado más alejado del sofá. El vestido que llevaba no era tan corto como para incomodarla al sentarse. 

Steve le pasó el mando del televisor inteligente. En la pantalla ya estaban las opciones disponibles en Netflix. Buscó entre el grupo de películas de comedia. 

―¿Qué te parece esta? ¿Ya la viste? 

El hombre leyó la descripción de la cinta antes de negar con la cabeza. 

―Entonces la veremos hoy. Tiene dos partes más, pero básicamente, sucede lo mismo en todas ―presionó la opción de reproducir para acomodarse al lado de su amigo. 

Se quitó los zapatos y dobló las piernas a un lado para subirlas al sofá. A mitad de la reproducción, pusieron pausa para que ella pudiera ir un minuto al sanitario. El hombre aprovechó el momento para ir a traer más cerveza. La pelirroja lo alcanzó en la cocina. 

―Dime, ¿te está gustando la película? Tal vez no puedas sentirte identificado con lo que sucede porque el alcohol no tiene ese tipo de efecto en ti. 

―¿Prefieres una cerveza tibia en lata o una fría en botella? ―inquirió con el cuerpo inclinado dentro del refrigerador. 

―Fría ―contestó Natasha. 

Steve reacomodó rápidamente las latas y sacó dos botellas de medio litro.

―La película tiene partes descabelladas y supongo que ese es el punto. ¿De verdad pueden beber tanto y no recordar lo que hicieron el día anterior? 

Healing Romanoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora