EPÍLOGO

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Una semana después… 

Natasha se encargó de invitar a Fury, Hill y Pepper a la cena organizada en la base para celebrar el éxito de la primera misión de Bucky. Steve y ella habían quedado que sería el momento apropiado para anunciar que estaban juntos. 

El capitán quedó en hablar con su mejor amigo antes, así podrían arreglar cualquier malentendido que pudiese surgir. 

―¿Notas la diferencia? ―preguntó el rubio. 

El nuevo brazo de vibranium se veía imponente, incluso imitaba la forma de un brazo con músculos de forma mucho más sutil. 

―Es más liviano. Hice algunas pruebas y se siente como si fuera invencible sobre cualquier otro material ―Barnes se sentó en la silla del rincón―. Te conozco, estás esperando tocar otro tema, ¿qué sucede? 

El líder de los Vengadores suspiró. No encontraba las palabras para comenzar. 

―¿Estás enamorado de alguien? ―inquirió. 

Bucky tomó la pregunta con humor. 

―Lo siento, amigo. No eres mi tipo. 

Rogers sonrió también por la ocurrencia. 

―Necesito saberlo ―insistió. 

―No estoy enamorado. ¿Por qué preguntas? 

―Ya sé lo que tuviste con Romanoff… 

Barnes no mostró sorpresa. Sabía que Steve y Natasha eran buenos amigos. 

―Sí, bueno, Natasha es una mujer divertida y hermosa. Hablamos un poco en una de las fiestas de Stark. Estaba un poco a la defensiva conmigo porque logré vencerla en una misión del pasado. Bebimos juntos y después hice uno de mis movimientos, a lo cual ella respondió con interés. Nos fuimos juntos de la fiesta y así comenzamos con nuestros encuentros. Seguimos durante varios meses hasta poco antes de que decidiera ser parte del equipo. Nos divertimos mucho… pero ella ya no estaba de acuerdo con el trato inicial  ―se encogió de hombros. 

―Comencé a verla de forma diferente sin darme cuenta de que mis sentimientos por ella cambiaron. 

―Ou… ¿Romanoff y tú? ―se mostró sorprendido―. No lo sabía, Steve. ¿Ella te corresponde? 

―Queremos anunciar nuestro noviazgo en la cena de hoy. Al término, claro, así no distraemos la atención de ti. 

Steve se sentó en la cama de su amigo. En poco tiempo, el ex sargento se acercó para sentarse a su lado. Le puso una mano en la espalda. 

―Me tomó desprevenido y no estoy orgulloso de mi reacción ―confesó el rubio. 

―De haber sabido que Natasha te interesaba, jamás me habría acercado a ella. Lo sabes ¿no? 

El rubio asintió. 

―Igual, aunque me hubiera dado cuenta antes, no tenía ningún tipo de control sobre sus acciones. Sé muy bien que si se fija en alguien, puede ser muy persuasiva para conseguir lo que quiere de esa persona. 

James suspiró. 

―Entiendo eso, pero nosotros somos como hermanos, Steve. Créeme que eso es más importante para mí que cualquier otra cosa en el mundo. Jamás interpondría nuestra amistad por un revolcón con alguien, por muy atractiva que sea ella. Estoy muy feliz por ti, te mereces estar con alguien tan fuerte como ella. No creo que alguien más pueda hablarte como Natasha lo hace. 

Steve sonrió al recordar las veces en las que la pelirroja y él habían discutido. Era verdad, Romanoff no tenía problemas en expresarse cuando pensaba que él estaba tomando una mala decisión. Era algo que le gustaba de ella. 

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