DIEZ

1.1K 113 20
                                    

Natasha derribó a Sam sin dificultades. Aunque era el segundo día libre que tenían, ellos decidieron seguir con los entrenamientos, por lo menos durante la mañana. 

―Parece que alguien sigue pensando en cierta chica ―Lo tentó la agente. 

El afroamericano se sentó y levantó una mano pidiendo un minuto de descanso.

―Pasamos todo el día de ayer juntos ¿tú qué crees? 

―Creo que deberías concentrarte ―se cruzó de brazos con fingido enfado. 

―Katty quiere conocer a mi hermana. Dice que ver como me llevo con mi familia es importante para ella. Se llevó una mala sorpresa en su última relación. Le pedí unos días para pensarlo. 

―¿Crees que van muy rápido? 

―No es eso, es que…  No lo sé…  me siento extraño, como si esperara que en cualquier momento algo arruine todo entre los dos. ¿Qué crees que deba hacer? 

Natasha hizo una mueca. 

―Espera los días que creas necesarios y llévalas a cenar en un ambiente neutral. 

Rhodey y Bucky detuvieron el combate entre ellos cuando Steve llegó, pidiendo hablar con su mejor amigo y Sam. 

―Tenemos una nueva asignación en Kenia. Es algo pequeño, para dos personas. Estaba pensando en enviarlos juntos ¿qué opinan? ―inquirió el líder. 

Falcon y Barnes se observaron. 

―Eso será interesante ―comentó la pelirroja. 

―¿De qué se trata el trabajo? ―preguntó James. 

―Tráfico de armas. 

―Estoy dentro ―dijo Sam―. Servirá para dejar de pensar en mis asuntos personales por el tiempo que dure la misión. 

―Yo también iré ―accedió el ex sargento. 

―De acuerdo. Hablaremos de los detalles y partirán mañana a la tarde ―declaró el capitán América. 

Giró para regresar a sus asuntos hasta que Sam llamó su atención diciendo:

―Katty me pidió que te dijera que le gustaste mucho a Mandy. Me aseguró que no es necesario que esperes mucho para llamarla y que acepte salir de nuevo. 

Steve hizo un gesto de que entendía antes de abandonar la sala. 

~<>~

Como era noche de películas con Barnes, Steve terminó rápidamente de ordenar su habitación antes de ir a su departamento. Cuando estaba guardando sus llaves, su amigo lo llamó para cancelar, diciéndole que tenía algo que resolver antes de salir de misión. 

En otro lado de la base, Natasha estaba terminando de comer gelatina sabor naranja. Tiró el envase en el basurero más cercano y pensó en algo interesante que hacer esa noche. Miró sus uñas, descartó pintarlas de nuevo al ver que el esmalte todavía se veía bien. 

―Natasha, ¿podemos hablar? ―preguntó Barnes. 

―Claro, dime. 

Él se aseguró que estuvieran solos, así como que ninguna cámara los estuviera enfocando. 

―Es sobre nosotros ―comenzó acercándose más a la pelirroja―. Quiero saber si quieres retomar lo que teníamos. 

Natasha no se acobardó, dio un paso más hacia él, quedando tan cerca que podían comunicarse con susurros y lo oirán a la perfección. 

Healing Romanoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora