CINCO

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Natasha y Wanda regresaron de ir de compras minutos después de la hora del almuerzo. La pelirroja fue a tumbarse en la cama de la habitación de Steve mientras este estaba viendo un programa de televisión. 

―A veces olvido lo agotador que puede ser una salida de compras. Hemos recorrido más de siete boutiques para encontrar el vestido perfecto para esta noche ―se quejó. 

Steve apagó el televisor. 

―He visto dentro de tu placard. ¿Por qué no elegiste algo de allí? 

―Porque no hay nada mejor que estrenar ropa y quiero verme impresionante. Además de Wanda y yo, tú también te pondrás algo nuevo. Te he comprado una camisa ―apuntó a las bolsas que había dejado en el suelo―. Búscala y pruébatela. 

El americano encontró una camisa en tono turquesa de una tela mucho más elegante que la que acostumbraba usar. Se la puso por encima de la camiseta. 

―Me queda ―dijo sin cerrar los botones―. Gracias. Te lo pagaré después. 

―Podrías hacerme un masaje de pies como agradecimiento. Eso después de pasarme tu celular. No creas que me he olvidado en qué quedamos ayer. 

Rogers se sentó en la cama y le quitó las sandalias altas para comenzar a masajear el pie derecho. Romanoff aprovechó y tomó el celular del hombre. 

―Cinco chicas pusieron que les gustas ―giró la pantalla hacia él―. Dime si te parecen atractivas. 

―Lo son ―dijo después de mirar las fotos de los perfiles. 

―Entonces les pondré que también te gustan. Solamente debes esperar a que te escriban al chat. Créeme que les dará más confianza si ellas comienzan la conversación. 

―Confío en tu criterio. ¿Qué hay de ti? 

―Aún no lo he visto. Mira tú y dime si alguien puso que le gusta mi foto ―Le entregó su celular. 

Steve abrió la pestaña de los perfiles que le habían puesto un corazón a la fotografía de su amiga. 

―Bueno, hay muchos hombres divorciados. ¿Tienes algún problema con la edad? 

Natasha negó. 

―¿A cuántos le gustó mi perfil? ―inquirió con curiosidad. 

―Veinte. 

―Es un buen número. 

Steve notó que había notificaciones en el área del chat y decidió revisarlo. Frunció el entrecejo al ver lo que había dentro de la primera conversación. Sucedió lo mismo con los cinco chats que estaban abiertos. 

―¿Cuál fue la descripción que pusiste? ―indagó confundido. 

―No lo recuerdo. 

El supersoldado salió del área de los chats y buscó el perfil. La fotografía de Natasha era muy buena. 

―Fijación con los orales y buena con las armas ―leyó antes de pasarle de vuelta su celular―. Eso explica las fotografías de penes que te han enviado. 

La pelirroja no se molestó en comprobar las palabras del capitán, simplemente dejó el celular a un lado. 

―Estaba casi segura de que solamente pensé en la primera parte y escribí la segunda. Tendré que eliminar la aplicación. 

―¿Crees que si aceptas salir con alguno de ellos esperen que tú…? 

―¿Que les haga una felación? Por como están las cosas, sí, eso es justo lo que creo. Tengo bien merecida la resaca de esta mañana. Bueno, no todo está perdido, todavía puedo conocer a alguien interesante esta noche. 

Healing Romanoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora