Capitulo cinco: Inversión

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Shouto era el único hijo de su familia, en verdad no era una familia clásica, su madre escapo con el cuándo pequeño y nunca supo nada de un padre o abuelos

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Shouto era el único hijo de su familia, en verdad no era una familia clásica, su madre escapo con el cuándo pequeño y nunca supo nada de un padre o abuelos. Solía escuchar los murmullos de su madre que no tenía el apoyo de nadie. Esas veces en la que la cocina se escuchaba los cortes de los vegetales y el pitido de la tetera eran el escondite de los malos pensamientos de la adulta.

El pequeño niño entendió rápidamente que su mamá tenía miedo, cuando iban juntos de compras ella intentaba pasar lo más desapercibida y cuando iban por calles demasiado concurridas ella tapaba sus cabellos bicolores con una gorra desgastada.

Aun con los miles de trabajo que tuvo su madre apenas tenían para ropa, le daban prioridad a la comida y las cuentas, la ropa de segunda mano era con lo que se conformaban, su uniforme escogió su escuela, una vecina que tenía un hijo mayor le entrego todos los uniformes de su hijo a través de los años que estudio asegurándole que podría ocuparlos y así fue como termino en su escuela secundaria actual.

Durante esos años de estudio los murmullos de su madre dejaron de ser oscuros a unos más dulces y melodiosos, ella estaba feliz. Estaban teniendo una buena racha con el dinero y sobrevivir en el pequeño departamento alquilado, además de que logro hacerse amiga de otra vecina, una que llego hace poco que entendía su sufrimiento.

Era una mujer de cabellos verdes demasiado delgada fue dejada por su esposo despues que trabajo unos años a los estados unidos, pero al menos pagaba la pensión, su madre decía que no podía denunciar al suyo y conseguir ese dinero que necesitaban tanto.

Así que paso el tiempo, logro conocer mejor a esa vecina y con ello hacerle favores para conseguir un poco más de dinero junto a trabajos extras que lograba conseguir como estudiante secundaria que no iban más haya de ayudante en pequeñas tiendas a camarero de medio tiempo. Así que cuando lo echaron de su última cafetería porque la tienda estaba perdiendo clientes así que no podían pagarles a todos los empleados que tenían, él tuvo que buscar otra fuente de ingresos para ayudar a su mamá y así pagar una buena universidad para él si no conseguía la gratuidad.

Despues de hacer un mandado de su vecina llego a su casa, toco la puerta esperando ser recibido por la mujer era como una segunda figura materna, pero vio un niño, no debería de tener más de diez años.

-Hola pequeño ¿Cómo te llamas? - Pregunto, debía ser el hijo que siempre hablaba, halagando lo inteligente e imaginativo que era.

-Mamá me dijo que no debía hablar con extraños- Hablo el pequeño mientras agarraba fuertemente la manilla de la puerta.

-Ya me estás hablando- Cuando respondió con la obviedad el pequeño empezó a sonrojarse y cerró la puerta rápidamente - Creo que no respondí correctamente, mi mal- No sabía cómo debía actuar con niños menores que él, no era el mejor senpai para los de primer año por lo que durante su segundo año en secundaria se la paso ignorando a todos.

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