Después del singular, pero a la vez agradable encuentro con aquel rubio mesero, Yoongi salió con el ánimo repuesto, y con el mismo, decidió explorar la ciudad.
Ignorando las insolentes y fastidiosas miradas que la gente le ofrecía, se concentró en contemplar todo a su alrededor. A pesar de que los humanos no le agradaban mucho, debido a su reciente experiencia con estos, admiraba lo que eran capaces de crear: desde construir imponentes edificios hasta idear medios de transporte y comunicación cada vez más eficientes. Recordando aquella época en la que él estuvo en el mundo humano, era sorprendente cómo en pocos siglos todo había evolucionado.
Vagó por el lugar un buen rato, sin dejar de examinar cada cosa nueva que encontraba, hasta que se topó con alguien conocido. Al verlo, se sintió aliviado.
—¡Seokjin! —llamó a un hombre de cabello castaño que estaba por entrar a una tienda justo al otro lado de la calle. El dueño del nombre volteó hacia él y lo miró sorprendido.
—¿Yoongi? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar preparándote para tu coronación? —preguntó al demonio una vez este estuvo al frente suyo.
—Sí, bueno, sobre eso... —hizo una mueca, nervioso, rascó su nuca— Renunciaré a la corona.
—¡¿Cómo?! —gritó y cubrió su boca al darse cuenta de que las personas empezaban a darles miradas extrañadas, después de todo, no era muy normal ver cómo un hombre con ropa de cuero negra bastante ajustada le gritaba a otro vestido como un príncipe—. Mejor hay que discutir esto en privado. —le susurró tomándolo por el brazo y llevándolo consigo hasta su vehículo.
—Woah, tienes una de esas máquinas de acero. —comentó asombrado el demonio.
—Se llama auto; ahora sube. —le ordenó.
El pelinegro repitió el nombre del objeto y se quedó quieto, no sabía cómo funcionaba el auto. Seokjin se burló de él y le abrió la puerta, cuando este estuvo dentro, la cerró y luego subió él.
Deslumbrado, Yoongi examinaba el interior del auto mientras el que conducía le decía que no tocara nada. Un momento más tarde se detuvieron frente a un edificio, el castaño lo ayudó a bajar y juntos entraron al lugar.
Dentro había una especie de mini escenario, alrededor se encontraban mesas y sofás de satín rojo, al fondo estaba una barra y detrás de esta se veía un largo anaquel en el que botellas de licor reposaban. El sitio no era grande pero sí moderno y lujoso.
El pelinegro observó todo con curiosidad, sin embargo, Seokjin no habló hasta que estuvieron frente al elevador. Yoongi miró temeroso las puertas de metal, el contrario presionó un botón haciendo que el elevador emitiera un sonido que asustó al demonio, un segundo pasó y las puertas se abrieron, el mayor entró pidiéndole al otro que también lo hiciera, este lo dudó, al final, se armó de valor y entró. Después las puertas se cerraron, y en un dos por tres se volvieron a abrir, solo que, al salir, ya no se encontraban en el club nocturno, sino que en un apartamento.
—Esa fue la experiencia más extraña que he tenido. —comentó Yoongi aturdido sacándole una carcajada al castaño.
Luego echó un vistazo a lo que supuso era donde Seokjin vivía (además del Infierno). No había tantas cosas como esperaba: solo dos recámaras, una cocina, un mini bar y una sala de estar. El mayor no le dio tiempo de seguir inspeccionando porque lo arrastró a la cocina.
—Ahora sí, cuéntame cómo está eso de que no quieres ser Rey. —pidió sentándose al antecomedor, frente al pelinegro.
—Eh, pues... —distrajo su atención a la variedad de alimentos sobre la mesa, jamás vio alguno de estos— ¿Puedo probar un bocado? —preguntó señalando la comida, y cuando la respuesta fue afirmativa, metió todo lo que pudo a su boca— ¡Esto es delicioso! —exclamaba cada que tragaba otro bocado— No puedo creer que no tengan esta clase de manjares en el Infierno. —murmuró molesto sin dejar de engullir las alitas, ramen, pizza y demás comestible que encontrara a su paso.
—Sí los hay, es solo que tú nunca sales de tu habitación —rió por el comportamiento tan infantil de Yoongi y lo dejó ser, al menos por un rato—. No me has platicado el porqué estás aquí —habló nuevamente una vez que el demonio terminó de arrasar por completo con la comida—. Namjoon va a molestarse cuando se entere de que devoraste su cena. —comentó con diversión.
Yoongi le dio una sonrisa de falsa inocencia y luego tomó un aspecto más serio.
—No quiero ser Rey del Infierno —dijo con franqueza—. Así que se me ocurrió que tal vez si subía al mundo humano podría encontrar a Taehyung y llevarlo de regreso al Averno, y de alguna forma que aún estoy planeando, hacer que Satán y el Consejo lo rediman de su grave falta. —soltó un poco demasiado entusiasta. Seokjin asintió pensativo.
—Es la idea más loca que he escuchado desde que los humanos crearon la Inquisición —habló en un tono tan serio que asustó al otro—. Cuenta conmigo para ello. —sonrió con complicidad.
Sorprendido, Yoongi abrió demás los ojos.
—¿En serio? —preguntó para cerciorarse, no quería que al final Seokjin le estuviera jugando una broma y después lo delatara al Consejo Demoníaco.
—Claro, si hay algo más que adore aparte del bondage, es ir en contra de los ancianos miembro del Consejo. —respondió guiñandole un ojo.
—Gracias, en serio. —caminó hasta el mayor abrazándolo en agradecimiento.
—Sí, sí, ya sé que soy imprescindible para tu plan, aunque déjame decirte una cosa —el pelinegro lo soltó prestándole atención—. Si uno de los vejetes, Satán y/o tu padre, sobre todo tu padre, se enteran de lo que quieres hacer y deciden venir tras tu diabólica cabeza, yo no voy a salvarte ni nada parecido, porque podré ser un príncipe del Infierno pero eso no significa que esté exento de que Lucifer me castigue severamente, por muy sexy que eso suene.
Yoongi asintió, él tampoco se sentía del todo confiado de que los altos rangos del Infierno no se dieran cuenta de lo que tramaba. Esperaba encontrar a su primo lo más rápido posible, ya que, de no ser así, tendría que enfrentar al Consejo y al Diablo, y peor aún, a su padre, porque a pesar de conservar su bella forma angelical, Dongwon podía llegar a ser bastante cruel y severo si se lo proponía.
—Bueno, mi primera contribución al plan es darte una copia de la llave del apartamento —abandonó la cocina rumbo a su habitación con el demonio siguiéndolo, pero no le permitió entrar. Cuando salió, le tendió una pequeña llave plateada, mas la retiró—. Te la daré con una sola condición —habló en voz seca, Yoongi se limitó a asentir—: Nada de orgías sin mi presencia ni mi participación, mini Lucifer. —dijo en tono de advertencia, aunque sonriendo, colocando finalmente la llave en la mano del pelinegro.
Yoongi viró los ojos, riendo divertido a causa del contrario. Sin duda, Seokjin era un demonio hilarante y espontáneo. Y con su ayuda lograría que evitara su "trágico" destino.
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A LOVER FROM HELL. ➸yoonmin
Fiksi Penggemar❝ Con la presión de estar a punto de convertirse en el Rey del Infierno, Yoongi decide subir al mundo humano para tomar venganza contra su primo, sin tener idea de que el amor será lo primero que encuentre.❞ ⓘ créditos a: @ravnouz; tengo su autoriza...