Apostando Tu Amor(WolfStar)

Verdad

Despertó tirado,en medio de aquella horrible habitación en la casa de los gritos, su cuerpo le dolía de esa manera que no había sentido durante todo el curso.

¿Dónde estaban los demás?

Desde que lograron convertirse en animagos al inicio de ese curso, no había pasado ni una solo luna llena solo, siempre escuchaba los murmullos de los chicos antes de sufrir aquella dolorosa transformación y despertaba en el bosque únicamente con un par de heridas y sus tres amigos mirándolo, sonrientes.

Algo debía estar mal

Se trató de poner de pie, pero no lo logró, su cuerpo estaba herido y su mente estaba demasiado abrumada, así que se limitó a hacerce bolita en el suelo, quizá si tardaba mucho, la enfermera vendría a buscarlo.

Cuando el cansancio estaba por vencerlo, unos pasos comenzaron a acercarse, se notaba apurados y algo torpes, no parecían los de James o Sirius, quizá Peter.

— Remus! – la puerta de abrió de golpe.

Anthony lo miraba y Remus pudo haberse sentido aliviado pero no fue así.

Normalmente el rostro del Hufflepuff podía resultar algo fácil de leer, pero esta vez, era muy diferente, no había expresión alguna, por lo menos no ninguna que fuera positiva

— Vamos amigo, te llevaré a la enfermería – colocó una manta sobre él y delicadamente lo puso de pie

— Dónde están ellos? – Murmuró

No hubo respuesta

— Anthony, dónde están ellos? Les hice daño? – su voz salía como un suave susurró, la garganta le quemaba cada que intentaba hablar

— Ellos no tiene ni un rasguño – por fin, una expresión que Remus podía leer

Odio

El rubio se nego a responder cualquier otra pregunta y ambos caminaron en silencio hasta que lograron llegar a la enfermería, dónde Madame Pomfrey lo obligó a tomarse una poción que lo hizo quedarse dormido al instante

*

Cuando despertó,su cuerpo se sentía mucho mejor y su garganta ya no lo quemaba, pero aún sentía que le estaban ocultando algo, algo realmente malo, así que poco le importó despertar a Anthony, que dormía en la silla junto a él

— Ey! Arriba Spreck! – lo sacudió

— Que tosco eres – gruñó adormilado – que hora es?

— Uhm, no lo sé – se sentó en la camilla,mirando al reloj de la enfermería– la 1:00, dormí toda la mañana

— Es bueno que descanses, Madame Pomfrey dijo que si todo salia bien, podría dejarte ir para la hora de la comida, que es dentro de poco – una radiante sonrisa se asomó en el rostro del chico, pero había algo extraño en ella

— Anth, perdona si soy grosero, me encanta que me visites pero... Que haces tú aquí? – no sabía si mirarlo con curiosidad o severidad

— Bueno – desvió la mirada – me gusta visitar a mis amigos

— Tu no sabías entrar a la casa de los gritos, cómo lo descubriste?

Los balbuceos de su amigos solo consiguieron que su estómago se revolviera más y que su corazón comenzara a latir con más fuerza

— Le hice daño? A alguno de ellos? – la desesperación comenzaba a apoderarse de él

— No – se apresuró a decir – Rems, mira, se supone que debo contarte esto una vez que salgas de la enfermería, pero, supongo que no importa el momento en que te lo diga – volvió a mirarlo a los ojos, aquellos ojos verdes que normalmente estaban llenos de alegría, ahora se notaban con una extraña mezcla de furia y compasión – anoche, Sirius quizo jugar una horrible broma, una broma de muy mal gusto