Apostando Tu Amor(WolfStar)

Confesión

La presencia de Sirius siempre había logrado ponerlo nervioso, simplemente tenerlo a su lado, rayoneando su pergamino y fingiendo que ponía atención a la explicación de la profesora Mcgonagall, poniendo esa cara de aburrimiento mientras un mechón rebelde caía sobre sus ojos, Remus no podía mirar a otro lado que no fuera a aquel chico

Habían pasado dos semanas desde que lo beso por primera vez y realmente estaba disfrutando la situación, cada que se quedaban solo Sirius volvía a besarlo y cada que caminaban por los pasillos, pasaba su brazo al rededor de sus hombros, mantenidolo lo más cerca posible, cuando tenían una clase libre, Sirius se recostaba sobre sus piernas para que le acariciara el cabello y le leyera algún libro.

Mariza decía que parecían chicles, llendo a todos lados juntos, que Sirius no dejaba Remus para el resto y tenía un poco de razón, casi no veía a su amiga ultimamente

Lily por otro lado, pensaba que era algo lindo, aunque una etapa, que en algún momento alguno necesitaría un poco de espacio y empezarían a repartir mejor sus tiempos

James y Peter no paraban de hacer chistes de doble sentido, utilizando escobas, motocicletas y varitas cómo principal objeto de comparación, Sirius parecía disfrutar de esos chistes, Remus por su parte, pensaban que eran poco imaginativos

Otro punto importante, era Anthony, no habían hablado prácticamente nada desde aquel día, sus rondas de prefectos no habían coincidido , en clases ya no se sentaban juntos y cada que era hora de salir del aula, lo hacía con el merodeador con el compartiera clase y parecía que ambos se evitaban en los pasillos.

— Remus, nos vemos después? – James estaba de pie frente a él, con la mochila en el hombro – debemos ir con el equipo de Quidditch a planear algunas estrategias

Sirius estaba junto a James, con esa sonrisa coqueta que lo definía

— Uhm, si , yo debo ir a la biblioteca de todos modos – metió sus pergaminos a la mochila antes de ponerse de pie – Vas con ellos Peter?

El más bajito del grupo se limitó a balbucear un "si" se encontraba tras ambos muchachos, jugando con los tirantes de su mochila, los chicos sabían perfectamente que estaba enamorado de la cazadora del equipo, Marlene Mckinnon , aunque Siiris le había mencionado anteriormente que Marlene no era el tipo de chica que se fijarían en él "Ni en ti, ni en ningún chico Pet, si sabes a lo que me refiero" , cómo era de esperarse, le costó un poco entender a qué se refería, pero aún así le gusta ir a verla.

Cuando los tres abandonaron el aula, Remus se dispuso a salir un poco después de ellos, tratando de recordar los títulos de los libros que pediría y enlistando las tareas que tenía para esa semana, caminaba la biblioteca sin prestar mucha atención a su alrededor, en su mente solo estaba lo diferente que era su vida a cómo el lo imaginaba.

Antes de entrara a Hogwarts, Remus creía que llevaría una vida solitaria, que sería educado en casa por su padre y no tendría amigo ya que todos huirian de él al saber su condición, para cuando fuera un adulto conseguiría quizá algunos  trabajos Muggle y viviría solo en un departamentucho en las afueras de la ciudad (aún no descartaba el destino de su vida adulta )

Sumergido en sus pensamientos y tratando de no ser extremadamente pesimista (curiosamente aquella visión de su vida adulta solitaria, era lo más optimista que podía visualizar) sintió un golpe en el hombro, que lo hizo dar unos pasos atrás por el impulso, gruñó con molestia , que se desvaneció casi al instante

— Disculpa, no te ví – parecía sorprendido de ver a Remus

Miro al chico, era Anthony, que hasta hace unos segundos había tenido la mirada pegada a un libro de encantamientos avanzados y salía de un pasillo solitario con el cabello revuelto y la corbata floja.

A Remus siempre le pareció curioso el Hufflepuff, siempre tenía perfectamente puesto el uniforme incluso cuando usaba ropa Muggle siempre estaba muy bien colocada, pero cuando leía, pasaba mucho la mano por su cabello y lo dejaba completamente desecho, también aflojaba su corbata, como si lo ahorcara con cada palabra que leía

— Oh, eres tú Anth

Ambos se miraron, en un silencio que comenzaba a ser incómodo

— Si, perdona, debía devolver este libro a la biblioteca pero aún no termino de repasarlo

— Oh, yo iba a terminar algunas tareas

El silencio se volvió a crear, ninguno sabía a dónde mirar, era extraño, nunca había existido un silencio así entre ambos ni se habían hablado con tanta incomodidad

— Me has estado evitando – soltó Remus sin pensarlo mucho

— Sí – respondió sin más

— Qué? Por qué? – lo miró con el ceño fruncido – hice algo malo? Te ofendí de algún modo?

— No – se apresuró a decir – sólo, creí que a Sirius no se le haría muy cómodo que pase tiempo contigo y aunque mis ganas de joderlo son muchas, no quiero meterte en problemas con él

— Por qué le molestaría que pasemos tiempo juntos? Paso algo de tiempo con Mariza y Lily y no parece molestarle

Anthony suspiró y se colocó el libro bajo el hombro

— Porque ellas no están enamoradas de tí

Remus trato de hablar, pero las palabras no salían de su boca, se sentía un poco estúpido por no haberse dado cuenta, ya que analizaba aquellas tardes en la biblioteca, los chocolates que aveces le daba solo porque si y sobre todo la cita que tuvieron, le parecía demasiado obvio

— Anthony, mira, yo...

— No digas nada – hizo una señal con la mano, restándole importancia – no es una confesión en toda regla y no necesita una respuesta ni nada parecido, estás con Sirius, estás feliz y es lo importante, solo lo mencioné para que entiendas un poco la razón por qué prefería mantener mi distancia

— Si, supongo que entiendo – murmuró

— No te lo dije para evitar esta incomodidad que se está creando, quiero que seamos amigos Remus – por primera vez lo miró directamente – podemos seguir cómo antes, no? Prometo no intervenir en tu relación y partirle la cara a Black si te hace daño

Remus soltó una risa y asintió un poco, de verdad quería que su amistad con el rubio volviera a la normalidad y por el bien de ellos (y de Sirius) dejaría de lado la confesión que acaban de hacerle