MÁSCARAS [ bokuaka ][✔]

- DOS EXTRAÑOS -

Los días restantes del viaje Bokuto no se atrevió a respirar cerca de Akaashi. Había quedado demasiado dolido por el repentino abandono, y la culpa le pesaba en los hombros. Todavía no se había rendido, pero después de una larga discusión con Kuroo y Kenma habían decidido no seguir con el tema el resto del viaje. Así todos podrían disfrutar...lo que les fuera posible. 

Bokuto no estaba muy convencido con este plan, era solamente retrasar lo inevitable, y él no era de esas personas, pero Kuroo tenía razón, ya le había dado demasiados disgustos a Akaashi por un tiempo, no quería verlo sufrir más, y menos por su culpa. No se atrevió a mirarlo a los ojos en estos siete días que pasaron, comían en momentos separados, intentaban cruzarse lo menos posible, y así pasaron los días, fingiendo no saber la existencia del otro.

 Aunque ninguno realmente se creía esa mentira forzada, lo único que hacía Bokuto era pensar en Akaashi, y lo único que hacía Akaashi era pensar en Bokuto, estaban perdidos.

Bokuto se tocó las heridas casi curadas de sus nudillos, seguía intentando recordar esa noche. El último recuerdo que tenía Bokuto de esa noche era estar tirado en el mar viendo como Akaashi se alejaba, "si no hubiese sido por Kenma..." estaba en deuda con su amigo. Bokuto tenía los ojos clavados en la pantalla de su celular, viendo la foto tomada antes del desastre, Akaashi con traje se veía precioso, y juntos eran perfectos. A Bokuto se le oprimió el pecho, lo único que deseaba era recuperarlo.

En el cuarto de al lado Akaashi lloraba en silencio. Tenía los ojos fijos en una foto de ellos dos, prestó atención a cada detalle de Bokuto, su cara sonriente, sus ojos alegres, el brillo que parecía emanar, el traje le quedaba a la perfección. Pero ver la foto de ellos dos juntos en la fiesta de máscaras le partía el alma, lo único que podía hacer era llorar. 

Su corazón pedía a gritos ir a verlo e intentar solucionar las cosas, sea como sea, sus labios lo anhelaban, pero su cabeza y su razón lo detenían de cualquier estúpido impulso. Intentaba ignorarlo, lo intentaba con todo su ser, pero siempre se encontraba mirándolo o pensando en él.

"No se supone que piense en él, no se supone que todavía lo siga amando, debería odiarlo por lo que me hizo..." Akaashi lo intentaba, no crean que no, pero le era imposible, ¿cómo podría llegar a odiar al amor de su vida? Cualquiera que hubiera pasado dos minutos con ellos diría que son almas gemelas, y nadie se opondría a ello.

Pero ahora solamente parecían dos extraños...

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