Prólogo

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¿Alguna vez han presenciado una corrida de locos? Tal vez una corrida de toros suene más convincente, ¿Pero de locos? Y sí, soy parte de esa corrida. ¿Ven al chico delgado y de cabellos rojizos a que va al frente? No, ese no. Él es Christopher. Yo soy el que está a su lado, el más alto, el que casi cae de bruces al suelo. Ese soy yo.

¿Qué si como termine aquí?

Pues es una larga historia.

Comenzando con la linda amistad de dos niños de once años. Dos chicos tímidos e incapaces de interactuar con alguien más que no sean ellos mismos. Nuestra relación cabía dentro de lo que se podría decir normal. Pero un día, nuestros padres nos descubrieron tratando de demostrarnos nuestro amor.

Todo salió mal. Nuestros padres nos insultaron durante más de hora y media y mi madre me ignoró totalmente. Pero eso no me importaba, él era un chico sentimental, aunque su mirada fría dijera lo contrario.

Trate de solucionar todo. Creía que era la solución a nuestros problemas. Intenté llevarme lejos a Jeongin. Hasta el día de hoy me arrepiento de haberlo hecho.

Nos descubrieron de nuevo y yo termine en un manicomio. Mi padre cree que ser gay es una fea enfermedad mental. Y Jeongin está en camino de mudarse a Los Ángeles.

Una persona enamorada comete un sinfín de locuras por amor y yo soy una prueba de ello.

Intente escapar de aquel horrible lugar con ayuda de tres chicos y lo habíamos logrado. Pero no contábamos con que los pacientes se enteraran y sin darnos cuenta, todo el reclusorio se dio a la fuga.

Jóvenes, adultos y hasta ancianos corriendo en bata por toda la ciudad de Seúl.

La policía nos sigue los talones.

Solo cuento con la compañía de un psicópata, un neurótico y un chico que se cree superhéroe.

Nada podría salir mal.

síndrome de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora