todo sigue igual?

392 35 4
                                    

Narrador:

Itachi despertó en una habitación sumida en penumbras, con el corazón agitado por una confusión abrumadora. Las lágrimas se mezclaban con la rabia en sus ojos, mientras su mente trataba de encajar las piezas de un rompecabezas que parecía desmoronarse ante sus ojos. El eco de sus latidos resonaba en sus oídos, marcando el paso del tiempo y la incertidumbre que lo embargaba.

Un suave golpeteo en la puerta lo sobresaltó, y la voz de su madre, un eco del pasado, lo llamó desde el otro lado. Pero algo en aquel encuentro se sentía erróneo, fuera de lugar. Después de todo, él había cometido un acto atroz: el asesinato de todo su clan, un recuerdo tan vívido como una herida abierta. ¿Acaso había sido todo un sueño? La confusión se aferraba a sus pensamientos, trenzando sus emociones en una danza incomprensible.

Sin embargo, su atención se desvió hacia una figura distante, una niña cuya imagen evocaba dolorosos recuerdos. La misma niña cruel y fría que había habitado sus pesadillas. Movido por una mezcla de curiosidad y aprensión, Itachi se aproximó con pasos inciertos. Pero al acercarse, un asombroso contraste se materializó ante él. Aquella niña, antes desprovista de emociones, ahora emanaba una extraña calidez y amabilidad. Era como si dos almas dispares se hubieran fundido en una sola entidad desconcertante.

La atmósfera, enmarcada por un halo de misterio, se volvió opresiva y sobrecogedora. Recordando las palabras de la niña sobre el genjutsu, la determinación ardió en el pecho de Itachi. Con celeridad, se apartó apresuradamente y pronunció el "Kai", un susurro desesperado para romper el genjutsu que lo envolvía. La realidad, efímera como una ilusión, se deshizo ante sus ojos, devolviéndole al lugar de origen como un eco doloroso.

Los días transcurrieron, teñidos por la carga de una culpa que se ceñía a su alma. Poco a poco, los fragmentos de la verdad comenzaron a desentrañarse, liberándolo de las cadenas del engaño. Sin temor a enfrentar su destino, abandonó su hogar en busca de respuestas. Y allí, en el confín de su existencia, se topó nuevamente con la misteriosa niña.

La presencia de la niña, envuelta en un aura enigmática, provocó que el ambiente se cargara con un abanico de emociones entrelazadas. Los latidos de Itachi resonaban con fuerza, como tambores que marcaban el compás de una danza sombría y desgarradora.

En un giro inesperado, la niña se desplomó ante sus ojos, llevándose consigo el velo del genjutsu que había encubierto su visión. Itachi se vio transportado nuevamente al punto donde había sido derrotado, enfrentándose a una realidad que le golpeaba como un huracán de emociones.

Sakura: Parece que me excedí demasiado. No podré usar el Sharingan por un tiempo, pero... ¿te gustó?

Las palabras de Sakura, cargadas de pesar, se colaron en la penumbra, resonando como un eco distante. Itachi la miró, una mezcla de furia y perplejidad pintando su rostro.

Itachi: ¿Gustarme qué? Sus palabras eran un susurro afilado, como un puñal de emociones que se clavaba en su corazón.

Los susurros del viento parecían tejer una triste melodía, mientras el paisaje se oscurecía con sombras de melancolía y desesperanza. La lucha interior de Itachi se reflejaba en sus ojos, dos fuerzas antagónicas que se entrelazaban en un baile angustiante.

Itachi: ¿Y por qué estoy aquí y no en prisión por la masacre a mi clan?

El recuerdo del pasado se alzaba como un fantasma, y la tormenta emocional se intensificaba. La culpa y la impotencia se apoderaban de él, amenazando con aplastarlo bajo su peso abrumador.

Sakura: Porque creé una barrera. Nadie puede acercarse a ustedes. Nosotros, los llamados un clan olvidado. Y tú... tú has eliminado a todo tu clan, incluyendo a tu propia familia.

El dolor y la tristeza se fundían en sus ojos, como un océano en tempestad que amenazaba con arrastrarlo hacia el abismo de la desesperación. Los recuerdos dolorosos bailaban a su alrededor, como sombras inquietantes que se resistían a ser olvidadas.

Itachi: Sí, y si recuerdo bien, a pesar de tu apariencia, eres una Uchiha. Y tu familia también estaba aquí.

Sakura: Sí, por eso te dije que hiciste un buen trabajo con esos "esqueletos" allí. Además, este lugar, este clan, mi familia, mis compañeros, siempre los odié. Como te dije, fui yo quien dio la orden a Danzo. No me arrepentiré de esa orden.

La ira y la tristeza se entrelazaron en un torbellino de emociones que amenazaba con desgarrar su corazón. Itachi luchaba contra las lágrimas, como un guerrero en la batalla más difícil de su vida.

Itachi: ¿Y por qué no lo hiciste tú misma? Si me pusiste en un genjutsu que duró tanto tiempo, ¿por qué tomaste la molestia de dar la orden en lugar de hacerlo tú misma?

Sakura: Bueno, eso es porque ya había matado a alguien ese mismo día, y me daba pereza tener que asesinar a mi clan. Danzo me debía un favor, y yo quería que él se sintiera en paz conmigo.

El dolor y la frustración se amalgamaban en el corazón de Itachi, como un nudo que apretaba cada vez más. Las palabras de Sakura resonaban en el vacío, una confesión que cortaba como un cuchillo afilado.

Itachi: ¿Y qué pasó con Danzo?

El ambiente se volvió aún más asfixiante, como un vórtice de emociones en constante agitación. El paisaje se fundió con las sombras de una tragedia inminente.

Sakura: Nada interesante por ahora, pero pronto llegará el momento de atar los cabos sueltos antes de que alguien hable de más.

Itachi sentía que el mundo se desmoronaba a su alrededor, como las ruinas de un pasado que nunca podría desvanecerse completamente. Sus ojos reflejaban el choque de una tormenta en el ocaso.

Sakura: Nos volveremos a ver, eso tenlo por seguro.

Itachi: ¿A qué te refieres con atar los cabos sueltos?

El corazón de Itachi latía con furia contenida, un eco desgarrador en el vacío del abismo.

Sakura: Ah, bueno, hoy tengo muchas ganas de matar a los traidores, así que lo mataré, mataré a Danzo. Escoria como él solo sirve para una cosa antes de volverse inútil.

La desesperación y el anhelo de venganza se entrelazaron en los ojos de Itachi. El mundo a su alrededor se desvaneció, dejando solo el choque de dos almas en conflicto.

Itachi: ¿Y crees que tú no eres escoria?

Sakura: No, en este lugar, yo soy la santa, yo elijo quién es la escoria. Pero si sientes que yo soy la escoria, búscame y máteme. Hasta que no me mates, seguiré siendo la santa hasta el final del juego.

El viento susurró con tristeza, las sombras se alargaron en la penumbra mientras las lágrimas caían silenciosamente. Itachi se encontraba en un abismo de emociones, luchando con la dualidad de su ser.

Sakura: Así que te esperaré, Uchiha. Hazte más fuerte y luego máteme.

Las palabras de Sakura colgaban en el aire como un desafío angustiante, como una promesa de dolor y redención. La niña desapareció, dejando a Itachi sumido en un mar de sentimientos encontrados. El paisaje se desvaneció, consumido por la sombra de la tragedia y la incertidumbre. Era el principio de una confrontación entre dos almas atormentadas, destinadas a cruzarse en un juego oscuro y desgarrador.

Cambio De Clan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora