Parte cinco: El trato del lobo

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Durante la noche, la ciudad se convierte en un gran espectáculo de luces que resulta bastante atractivo para los amantes de la vida nocturna... no se puede decir lo mismo de la parte mas decadente de la ciudad: el mercado negro. 

En ella se vende y se hacen todo tipo de actividades ilegales. Desde venta de drogas, hasta prostitución y, el gran atractivo del mercado negro: la venta de carne. 

Este lugar también es la residencia de muchos grupos criminales como es el caso del Shishigumi, que era a donde Legoshi se dirigía en ese momento. 

No iba acompañado de absolutamente nadie. Ni siquiera iba armado, ya que este tenia una corazonada sobre lo que esos leones querían con el mas allá de querer vengarse. El lobo no tardo mucho en dar con su guarida, la cual era grande y la arquitectura era de estilo japonés tradicional. 

Cuando Legoshi se iba acercando, pudo ver que la entrada estaba custodiada por dos leones que estaban vestidos de forma elegante. Ambos estaban conversando y uno de ellos tenia un cigarrillo en la mano. Cuando el lobo estaba a una distancia relativamente cerca, ambos guardias notaron su presencia e inmediatamente sacaron sus respectivas armas. 

—¡¿Quién anda allí?! —Dijo uno de los leones en voz alta.—

—¡Largo de aqui lobo! —Dijo el otro cuando Legoshi estaba todavía mas cerca.— Esta es la guarida de... un minuto. No lo puedo creer... ¡Eres tu!. 

Ambos leones quitaron el seguro de sus armas y apuntaron a Legoshi.

—¡Manos arriba mocoso!. —Ordenó uno de los leones.— De rodillas. ¡Ahora! 

El lobo hizo caso. 

—Vengo solo y no estoy armado. Me vengo a entregar. —Dijo Legoshi en voz baja.—

Los leones se voltearon a ver por unos segundos y uno de ellos le hizo una seña con su arma al otro para que revisara a Legoshi, quien parecía estar bastante calmado. Sin dejar de apuntarle, el león revisó al lobo de pies a cabeza.

—Esta limpio. Solamente trae un celular. 

—Muy bien, dame un minuto. 

El león que no revisó a Legoshi sacó su teléfono.

 —Ibuki... ¿El jefe esta ocupado?... por fin llego el lobo... ese mismo... No, completamente solo... si... esta bien, espero. 

El león permaneció en silencio durante algunos segundos con el teléfono en una mano y apunándole a Legoshi con la otra.  

—¿Si?... esta bien, estamos en camino. —El león colgó y bajó su arma.— Lobo, de pie. Free. —volteo a ver al otro león— Detrás de el.

El lobo obedeció y se puso de pie. Unas puertas gigantes se abrieron y se cerraron en el momento en el que entraron. Legoshi iba escoltado por los dos leones, y conforme se iba adentrando en la fortaleza, veía a mas guardias. Todos leones y estos siempre andaban en grupos de dos o tres. En varias ocasiones cuando notaron la presencia del lobo, este escuchó que murmuraban entre ellos.

Justo pasando las escaleras para llegar al tercer piso, había dos grandes puertas que estaban custodiadas por dos guardias. Ambos portando fusiles de asalto. Legoshi intuyó que esta era la oficina del jefe. El león que iba adelante del lobo, dio tres golpes a la puerta. En es instante, la puerta fue abierta por un león masái de mediana edad, con gafas y un poco mas alto que Legoshi.

—El jefe quiere hablar a solas con el lobo.—Dijo el león de mediana edad al que iba escoltando al lobo.—

Este le hizo un ademán a Legoshi para que entrara, y en cuanto cruzó la puerta la cerró detrás de el. Cuando Legoshi entró, vio una gran oficina con un escritorio en el medio ocupado por un león que, aunque de edad avanzada, lucia imponente e intimidante. 

Beastars: Nuevas experienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora