Parte ocho: La culpabilidad del lobo

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Eran al rededor de las once de la noche. Solamente una hora para que empezara el año nuevo. Para los japoneses, esa festividad es de gran importancia y está enfocada en pasar el tiempo con la familia.

En los suburbios, se encontraba una familia de conejos enanos haciendo lo típico de cualquier familia japonesa en año nuevo: bebiendo, viendo los especiales de tv de año nuevo y comiendo platillos típicos de la temporada. Todos se encontraban animados y pasandola bien, con la excepción de Haru, que por mas que estaba tratando de disimular su preocupación por Legoshi, era casi imposible. No pasaba un minuto sin checar su celular para ver si el lobo se encontraba bien. Hace algunos días, aunque no le dio muchos detalles, le dijo que seria precisamente en año nuevo en el que por fin terminaría los negocios pendientes con esa banda criminal de tigres.

—¡HARU! ¿Me estas escuchando?. —Preguntó un señor de unos cincuenta años a la coneja tratando de sacarla de su limbo mental.—

—¿¡QUE?! —Exclamó la Haru sumamente confundida y exaltándose.—

—Te pregunté que si a quien le vas en el concurso de canto, ¿Que rayos te pasa esta noche?.

—Ehhh, no nada. Es que... estoy preocupada por el examen de admisión a la universidad.

Haru era pésima mintiendo.

—Haru, no te preocupes, tu novio te va a marcar mas al rato. Dejalo estar con su familia.

Dijo una de sus hermanas mayores medio burlándose de ella lo que ocasionó que sus otros hermanos se rieran y que su madre pusiera los ojos en blanco como señal de que no quería que la molestaran. En respuesta Haru solamente se limito a enseñarle el dedo medio sin dejar de ver su celular.

—¡OH DIOS! ¿Ya supieron lo que esta pasando en el mercado?. —Dijo uno de los hermanos de Haru.—

Haru volteó rápidamente sumamente preocupada.

—Esto se volvió viral hace algunos minutos.

Cuando su hermano enseño el pequeño clip que estaba en Twitter, Haru quedó horrorizada: en el video se podía ver un edificio en llamas y una manada de lobos que salían despavoridos tratando de evitar el fuego.

Esto ocasionó que la coneja abandonara la sala de estar dejando bastante confundidos a todos. «En serio. ¿Que rayos pasa contigo?» Pensó la madre de Haru.

Cuando la coneja se encontraba en su habitación, no lo pudo evitar mas, decidió llamar Legoshi para saber si este se encontraba bien. Estaba completamente segura que el tenia algo que ver con esto.

Primera intento de llamada: nada.

Segunda intento de llamada: nada.

Tercera intento de llamada: nada.

Haru comenzó a caminar de un lado para otro bastante desesperada y con la respiración agitada. "Calmate, tal vez es una coincidencia. No pasa nada." Dijo para si misma tratando de relajar los nervios, pero se le hacia raro que Legoshi no diera señales de vida.

Cada minuto que pasaba sin que el lobo diera respuesta alguna era una eternidad para la coneja. Por mas que lo intentaba, era imposible evitar en todo tipo de imágenes horribles materializándose en la mente de Haru sobre lo que le pudo haber pasado a Legoshi. 

—¡Por favor lobo tonto, contesta. Por favor. Por favor. POR FAVOR.!

Dijo la coneja con la voz entrecortada y con lagrimas en los ojos.

¡RING!

¡ERA EL!

Haru contestó a la velocidad del trueno.

—¡LEGOSHI! ¡ESTAS...!

—Estoy bien. —Dijo el lobo interrumpiendo a Haru escuchando lo preocupada que sonaba su voz.— ¿Puedes salir un segundo?.

—¿Que? ¿A que te...?

Antes de que Haru terminara, se asomó por la ventana y allí se encontraba Legoshi parado en medio de la calle vistiendo su elegante kimono.

La coneja bajó rápidamente e hizo caso omiso de su padre que le preguntó hacia donde iba. Cuando Haru salió para encontrarse con el,  notó que éste se encontraba profundamente triste.

—Hola preciosa. Lamento haberte preocupado pero estaba ocupado. ¿Podemos ir a otra parte?. —Habló el lobo en un tono sumamente deprimido.—

Haru solo asintió. Prefirió evitar las preguntas porque sabia que algo no andaba para nada bien. La coneja agarro de la mano a Legoshi y comenzaron a caminar. Después de un rato de andar por la calle en silencio, Haru no se pudo contener y decidió por fin decir algo.

—Legoshi... ¿Que fue lo que pasó entre tu y esos... esos malditos tigres?.

Cuando el lobo escucho esas palabras de su novia se paró en seco. Haru lo volteó a ver y se desconcertó al ver que unas lagrimas cayeron de los ojos del lobo. No pudo contenerse mas,  todo el agotamiento emocional hizo que colapsara, lo que ocasionó que el lobo se pusiera de rodillas y comenzara a sollozar en el pecho de la coneja. Ella instintivamente lo abrazó y Legoshi hizo lo mismo.

Haru Se arrepintió de haberle hecho esa pregunta y solamente se limito a pasar su mano por su cabeza para intentar tranquilizarlo. La coneja claramente estaba intentando decir algo pero no encontraba las palabras. Sentía que todo lo que pudiera decir seria inadecuado para ese momento tan incomodo.

—Lo hice para protegerlos.... Lo hice para protegerlos...

Repetía el lobo una y otra vez con la voz entrecortada.

Haru decidió dejar las preguntas para otro momento.






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⏰ Última actualización: Aug 14, 2023 ⏰

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