Parte Diez: El romance de la coneja

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En la cultura popular japonesa, ya sea en anime, mangas, novelas visuales, etcétera, es muy cliché que en un festival de verano suceda alguna confesión romántica. Haru, siendo una gran fanática de las telenovelas, nunca se imaginó que estaba a punto de hacer lo mismo. 

Después del incidente con los leones, la relación entre Haru y Legoshi estaba en una etapa en la que decir que era una simple amistad (sea con derechos o no) seria incorrecto. Y a pesar de que las cosas entre los dos marchaban mejor que nunca, ninguno había dado ese paso de decir que lo que tenían era algo mas. Haru quería darlo, pero tenia sus dudas. No consigo misma, ella estaba segura de lo que sentía por Legoshi. De lo que tenia miedo era de que ese sentimiento no fuera reciproco. Posponer esa obvia platica no serviría de nada. 

Ambos adolescentes estaban recostados al aire libre en el club de jardinería. Haru posaba en el regazo de Legoshi y este pasaba suavemente su mano sobre la cabeza de la coneja.

 En este punto, el lobo sabia perfectamente como acariciar a Haru de tal forma que fuera muy agradable para ella. Legoshi le contaba sus deberes para el meteor festival mientras los largos dedos del lobo seguían recorriendo el blanco pelaje de Haru.

 —...Y una vez que terminen, los tramoyistas tenemos que desarmar todo. Pero a mi me asignaron otras tareas menos complicadas porque al parecer, todavía no puedo cargar cosas pesadas. —Decía el lobo con algo de fastidio.— Ya ni siquiera tengo moretones, siento que se preocupan demasiado. 

—Pues eso es algo bueno ¿No? te vas a desocupar antes que los demás. —Dijo Haru intentando animarlo.—

—Si, pero a veces siento que me tratan como si estuviera lisiado permanentemente.

Ambos siguieron conversando por una media hora mas hasta que dio la hora de marcharse para atender el meteor festival. 

—¿Estas segura que no necesitas ayuda? No creo que me tome mucho tiempo mover las plantas.

—No te preocupes, no es muy complicado, ademas tu tienes tus propias actividades. 

—Esta bien, entonces nos veremos mas al rato en el festival. —Le dijo el lobo sonriendo antes de marcharse.—

Ya en el festival, Haru estaba sola atendiendo su puesto, y aunque estaba un poco distraída las cosas marchaban con bastante normalidad... hasta cierto grado. A raíz del incidente con los mafiosos, la seguridad se endureció bastante: no solo había mas policías de lo normal, si no que estos estaban revisando a la gente que entraba y salia. Incluso improvisaron un circuito cerrado de cámaras infrarrojas por si volvía a haber un apagón. Estaban un poco paranoicos pero tal vez era para bien. 

Cuando la atención de la gente se centró en una de las presentaciones estelares del festival, Haru aprovecho para hacer un rápido inventario de lo que llevaba vendido. 

—Disculpa, ¿Estas ocupada?. —Dijo una voz femenina a espaldas de Haru.—

Cuando la coneja volteo, una loba muy hermosa estaba frente a ella sonriendole. Era Juno, de la cual Haru todavía no sabia su nombre. 

—¡Ahh!... ¡No, estoy para atenderte!... ¿Que se te ofrece?. —Dijo Haru algo nerviosa.—

—Solamente quería ver las flores... ¡Ah! Estas son mis favoritas. —Señaló la loba a un par de hortensias.—

—Si buscas algún tipo en especifico no dudes en decirme.

La coneja estaba tratando de ocultar sus nervios todo lo que podía.

«No se porque esta chica me da algo de miedo, ¿Que me pasa?» Pensó Haru.

Juno se paseo por el puesto y la coneja la veía con curiosidad. Aprovechó esos segundos que la loba estaba admirando las plantas para analizarla mas  detenidamente. Juno no solo era bonita, era muy hermosa. Emanaba tal confianza y elegancia que hasta cierta forma resultaba intimidante para cualquier otra hembra, o al menos así lo percibía Haru. 

Beastars: Nuevas experienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora