Un enorme Lobo negro corría a toda velocidad por el sendero que dirigía a la montaña, aullaba potente y airado como sí le reclamara a la Luna por ponerlo en tan cruel situación.
Mientras tanto, cuatro Lobos le seguían los pasos, eran rápidos, corrían apresurados esquivando los obstáculos del camino, tratando de alcanzar al que tuvo la osadía de acercarse al heredero y amenazar a su manada, ellos le darían caza y lo llevarían ante su líder para castigarlo. El Lobo Negro logró llegar al sendero más peligroso, él conocía el camino como la palma de su mano, no en vano había vivido largo tiempo en el lugar y estaba cien por ciento seguro que esos cuatro Lobos no podrían atraparle, así que astutamente sacó sus afiladas garras y emprendió camino arriba.
Escalando los peñascos ágilmente trataba de perder a esos cuatro Lobos, pero en decidir sí era una mejor opción enfrentarlos, no sé percató de que uno de ellos le dio alcancé, un Lobo gris furioso sé dejó ir tratando de alcanzar su pata trasera y morderla, pero solo hizo que sus patas tropezaran haciéndo que callera estrepitosamente por la velocidad que llevaba. Por un momento quedó aturdido, la caída en el pequeño risco fue fuerte dejándole algunas contusiones y raspones que llegaron a sangrar, pero el Lobo Negro raudamente se recuperó y se enfrentó a uno más que sigilosamente llegó por la espalda para dañarlo, tiraba a morder su cuello, pero el Lobo Negro fue extremadamente ágil moviéndose para esquivar la mordida que era lanzada, se tomó un segundo para ver a sus oponentes y clavo sus colmillos en la carne de uno de los Lobos que se había abalanzado hacía él, lucharon y el Lobo negro término dandole una mordida más, los cuatro Lobos se juntaron acechando e ideando como atacar a su oponente, pero no se esperaban que el Lobo Negro era demasiado fuerte, sus colmillos filosos se mostraron como dos dagas, su cuerpo lobuno parecía ir creciendo conforme la luz de la Luna iluminaba su negro pelaje, él sin duda podía acabar con ellos fácilmente, él estaba listo para atacar, estaba listo para matar, pero los lobos al ver semejante criatura, el temor irrumpió sus peludos cuerpos haciéndoles crispar su pelaje pues se sintieron en peligro total, con toda cobardía se hecharon para atrás, mientras sus pasos se alejaban un fuerte gruñido fue la señal para que los cuatro Lobos salieran corriendo a su manada y ponerse a salvo.
La Luna brillaba e iluminando su hermoso pelaje Negro y haciendo brillar sus ojos, la Bestia aullo, un aullido intenso que mandando el mensaje de que él tenía por quien volver.
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