Tras la muerte de Yugi, Atem busca ser el mejor padre para su bebé recién nacida.
Aún con el corazón roto, está dispuesto a cumplir su promesa que alguna vez le hizo a Yugi. Cuidaría de su hija y se convertiría en el mejor padre, digno de ella.
Nada...
Ya habían pasado tres meses desde el accidente de Atem y él estaba recuperado por completo. Como había dicho el doctor, era cuestión de descanso y eso había hecho.
— Papi Jaden, ¿también podemos poner globos de la princesa Camile?
—No sé si haya globos de la princesa Camile, corazón.
—Yo creo que sí, hay que preguntarle a alguien— dijo Yugi.
Jaden, Yugi y la pequeña Umi habían ido de compras para preparar la fiesta de cumpleaños de la chiquilla.
— Mira estas velas, son rojas como el traje de la princesa Camile— dijo Jaden a su hija la cual se entusiasmó
—¿Las podemos llevar?
—Claro, toma la que tiene la forma de los años que vas a cumplir.
—¿Cuántos años vas a cumplir, Umi?— la pequeña mostró cuatro de sus deditos a su tío— ¿Cual es el número cuatro?— la chiquilla tomó una vela con el número 9 y se la mostró— mmm... Nop. Esta— respondió dándole el número correcto. La chiquilla tomó la vela y la echó al carrito mientras seguía viendo otras decoraciones.— ¿Sigue confundiendo los números?
—Algunos. He estado trabajando en eso con ella. En unos meses entrará al preescolar y quiero que tenga conocimientos básicos.
—Ya veo. Por cierto, ¿Quién es la princesa Camile?
—ahh— rió— es una princesa de caricatura. Una chica aventurera que combate con criaturas fantásticas. Es la heredera al trono pero no lo sabe porque fue criada por campesinos que la encontraron de bebé en el bosque.
—¿Tú eres quien ve ese programa o es tu hija?
—Jaja si, sé de qué hablas. Es que Umi lo ve cada día a la misma hora y pues la verdad si está interesante la historia.
—¡Papi! ¿Me lo compras? Es una muñeca de la princesa Camile.— rogó Umi corriendo hacia Jaden con una caja de muñeca.
— Será mejor que te apures a comprar o ella te dejará en bancarrota.
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— ¿Porqué tantas cosas?
— intenta decirle que no a tu hija— mencionó Yusei quien había salido a recibir a los chicos. Entre ambos esposos comenzaron a bajar las cosas del auto mientras Yugi bajaba y metía a la casa a su pequeña sobrina.
— Ya estamos aquí— anunció su entrada a Atem quien estaba en la cocina ayudando a preparar la comida.
Yugi bajó a su sobrina quién se dirigió a donde su pequeña hermanita estaba sentada jugando con un peluche. La pequeña Takara ya tenía poco más de tres meses, por lo que al reconocer a su hermanita comenzó a reír. Por otro lado, Yugi se dirigió a la cocina de su hermano y saludó a su querido morenito con un beso en los labios.
