第6章

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Tenía que hablar con él

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Tenía que hablar con él. Lo había pensado todo el camino regreso a casa.
Necesitaba que Yusei lo apoyara en esto. Era su esposo.

Las palabras que Yugi le había dicho en la feria le retumbaban cuan tambor en la cabeza.

— Entiende que yo ya no importo. Lo único que importa y que me importa ahora es mi bebé. Y si no logras comprender eso entonces no deberías estar conmigo durante todo esto—

•••

— ¡Si no comprendes la importancia que tiene mi bebé para mí entonces...!

— ¡Claro que la entiendo! ¡Tengo una hija en mis brazos y otra esperando en mi vientre para salir! ¿¡A caso crees que no me importan!? ¡Paso cada segundo de mi vida intentando protegerlas de todo!

— ¡Sí, pero tu vida no está en riesgo por hacerlo!

•••

— Yugi...

Susurró el nombre de su hermano al viento mientras dejaba que sus lágrimas recorrieran sus blancas mejillas.

La noche era fría. Las estrellas se hacían notar en el cielo, brillando entre un inmenso vacío de oscuridad. Resaltaban cual perla en el mar.

Jaden se encontraba sentado en una pequeña banca en el reducido jardín de su hogar. Admiraba el cielo y la fría noche.

El castaño se agachó arqueando su espalda y se cubrió la cara. Lloró un poco para sentirse mejor y más calmado. Hablaría con su esposo cuando llegara, después de la cena.

Sintió un tacto en su hombro. Se enderezó y vio a su esposo a su lado.

— Yu-Yusei...— retiró sus lágrimas de sus ojos y se puso de pie— no te oí llegar. ¿Tienes hambre? La cena está lista.

— La cena puede esperar...— respondió tomando asiento en la banca y palmeando el lugar donde estaba Jaden anteriormente invitándolo a sentarse de nuevo.

Jaden se sentó y miró al cielo de nuevo. Perdió su mirada y recordó de nuevo la discusión entre él y Yugi. La pelea que tuvo con Yusei. El diagnóstico del doctor respecto a su sobrina...

¿Es posible soportar tanto sufrimiento?

Probablemente lo que sentía no era nada a comparación de lo que seguramente sentía su hermano. Después de todo, él era el que perdería la vida y la dicha de ver crecer a su primera y única hija.

Sin siquiera darse cuenta, las lágrimas habían reclamado los ojos del muchacho. Pero al ser demasiadas, se dejaban caer y recorrer el camino al suelo por medio de las mejillas blancas, suaves y sonrosadas del chico.

Yusei se percató de las lágrimas de su pequeño. Hizo que volteara su rostro hacia él y con cuidado retiró las lágrimas de los ojos de Jaden. Besó los labios del castaño y dejó de hacerlo hasta que sus pulmones le reclamaron oxígeno.

Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora