第5章

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Los ojos me pesaban, pero tenía que abrirlos

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Los ojos me pesaban, pero tenía que abrirlos.

Al aclararse mi vista pude ver que me encontraba solo en la habitación. Ni siquiera mi pequeña estaba conmigo.

Me levanté de la cama y salí de la habitación. Miré el pequeño reloj que había colgado en el pasillo y marcaba las 8:45 AM. Yusei ya se había ido, estaba seguro.

— ¿Umi?...

Llamé unas cuantas veces, pero no respondió.

Bajé a la primera planta y escuché risas en la cocina.
Me dirigí a ella y ahí encontré a mi pequeña subida sobre un taburete y cortando un tomate con un cuchillo de plástico.

— Buenos días papá Jaden.

Saludó con una sonrisa mientras continuaba haciendo papilla el tomate.

— Buenos días Jaden— saludó Yugi— bien, creo que yo seguiré con ese pobre tomate. Esto parece una masacre.

Mi pequeña rió y dejó que Yugi partiera lo que quedaba del tomate con un cuchillo de verdad.

— Quiero hacer algo más, tío Yugi.

— Ya me has ayudado suficiente, mejor ve a cambiarte la ropa porque está hecha un desastre.

Yugi bajó a mi pequeña del taburete y ella corrió en dirección a su habitación para cambiarse su pijama lleno de jugo y semillas de tomate.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

Pregunté un poco confundido por encontrar a mi hermano en mi cocina tan temprano.

— Quiero pasar el día contigo. Iremos de compras, a un café, la plaza e incluso la playa. Y obviamente Umi vendrá con nosotros.

No estaba mal, pero me asombraba ver a mi hermano de tan buen humor.

— ¿Qué?

Me preguntó con una sonrisa al notar que lo veía con curiosidad.

— Nada... Solo que no esperé verte así...

— ¿Así como? ¿Cocinando? ¿Olvidas quién cocinaba cuando éramos pequeños?

Bromeó mientras me apuntaba con una cuchara con la cual le movía a... Lo que sea que estaba cocinando.

— ¡Hablo enserio, Yugi! — él solo me miró sorprendido y su sonrisa se borró de inmediato— apenas ayer estabas hecho pedazos, yo estaba hecho pedazos. Y hoy te encuentro en mi cocina haciendo no sé qué junto a mí hija y con una sonrisa enorme en tu rostro haciendo planes para un día perfecto, pero...

— ¡Jaden...!

Me llamó.

—Basta...

Suplicó.
En sus ojos había asombro y preocupación. Sin mencionar gotas que caían de ellos.

Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora