28_ Reencuentro

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Terence buscaba en ése ruidoso pueblo humano, un lugar donde pudiese encontrar alguna niñera para Esmeralda.

Ya había salido hace casi una hora y nada.

Podía preguntarle a algún humano, pero su orgullo se lo impedía.

-Señor Terence.

El lobo con forma humanoide oyó como fue llamado y volteó para ver a aquella mujer que la ayudó a elegir un regaló para Esmeralda la otra vez, regaló que ésa mocosa mal agradecida no había usado hasta ahora.

-Hola... ¿señora de las caperuzas?- saludo el hombre, sin ocultar su fastidio.

No tenía ganas de lidiar con nadie, sobretodo con una humana tan rara como ésa.

-Me llamó Ruby.- se presentó la mujer con una gran sonrisa amable mientras le extendía su mano a Terence, para saludarlo.

-Ah.- dijo el hombre, evadiendola.

La mujer, tuvo un leve tic en el ojo derecho pero no borró su sonrisa y siguió a ése grosero hombre.

-¿Qué busca? Sé que es nuevo en el pueblo, así que yo le puedo dar una ayuda.- exclamó la mujer, haciendo su mano esfuerzo para ser amable pero ése tipo no se la dejaba nada fácil.

-¿Dónde se contratan niñeras?- pregunto el rubio, sin detenerse.

Ya se estaba cansado de buscar una niñera para ésa niña.

¿Y sí la llevaba con él y de paso le enseñaba a eliminar a plagas humanas?

Nah, los niños humanos son muy delicados y luego salen con ésa tontería de "traumas".

-No hay tal lugar, para éso debe ir a la capital.- respondió Ruby, intentando seguirle el ritmo a la velocidad con la que caminaba Terence.

Ése hombre era grosero y maleducado, pero en verdad, necesitaba de su ayuda.

-Sí desea, yo puedo ser niñera.- dijo la mujer, señalandose.

Por primera vez, Terence se detuvo y la miró con seriedad.

-Necesito una niñera, mucama, cocinera y un jardinero.- exclamó el lobo con forma humanoide, mientras se cruzaba de brazos.

La verdad, no necesitaba ésas cosas pero se quería deshacer de ésa humana molesta.

-Entonces, soy su persona ideal.- dijo la mujer, con una inmensa sonrisa, señalando que podía hacer todas ésas cosas.

-¿Por qué quiere tanto el trabajo?- pregunto el ojiazul.

¿Será qué ésa humana se sentía atraída por él?

Lo admitía, era bonita pero seguía siendo una humana rara y muy fastidiosa, así que definitivamente no era su tipo.

-Bueno... estoy buscando a alguien y quiero reunir el dinero suficiente para poder viajar a los alrededores y encontrarla.
Esté ya es el tercer pueblo en el que estoy.- respondió Ruby con sinceridad.

El rubio, la miró fijamente, entendiendo porque lo estaba siguiendo.

Para las personas era el nuevo del pueblo, un padre soltero con una niña, cosa que era algo fácil deducir que querría una niñera.

-¿No le es más fácil reunir dinero en la capital?- pregunto, intentando señalar algo obvio.

No quería contratar a alguien que luego los dejé por darse cuenta de algo tan simple como que en un lugar más grande, le sería más fácil ganar dinero.

La hija del lobo ferozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora