33_ Fin de la pesadilla

193 32 8
                                    

Esmeralda se encontraba caminando por un lugar desolado, oscuro e invadido por neblina, pérdida.

-¿Mami?... ¿Señor lobo?

Con cuidado, caminaba en ése aterrador lugar, buscando a uno de sus tutores.

-Señor lobo, si me oye, por favor, detenga a mi mami y no dejé que me asusté.- exclamó la pequeña.

Entre el lobo con forma humanoide y la mujer que la cuidó, le daba más miedo la mujer, por conocerla bien.

La pequeña oyó un raro ruido y se estremeció, dándose vuelta.

-¿Hola?

Llamó en espera de ver a alguien, mientras miraba hacía todos lados, buscando al causante del ruido, sin ver nada más que oscuridad y niebla.

Ahora que se daba cuenta, ¿cómo llegó a ése raro lugar y dónde estaba exactamente?

No recordaba nada y éso hacía que su miedo se intensifique.

¿La mujer mala triunfo al final y éso era obra suya?

-¿Esmeralda? ¿Qué haces aquí?

La niña, oyó una voz conocida y volteó, para ver a Terence y Ruby, mirándola con confusión.

La rubia sonrió alegré por verlos y se acercó corriendo, para darles un abrazo pero los atravesó, cayendo de rodillas, quedando confundida.

¿Qué estaba pasando?

-No deberías estar aquí, no todavía.- dijo el hombre, con seriedad.

La pequeña, sin ponerse de pie, volteó levemente el rostro para ver a ésas únicas personas que quería y la querían, para ver como lucían descontentos.

-¿Por qué no debería estar aquí?- preguntó con confusión mientras se ponía de pie.

¿Tenían una sorpresa para ella en un lugar tan raro?

-Quiero estar con ustedes, no quiero estar con nadie más.- dijo Esmeralda, acercándose a sus padres.

Los dos adultos, se miraron entre sí, como si les fuese difícil decirle algo.

¿Será qué ya no la querían más y la estaban abandonado?

-Querida, no debes estar aquí; regresa a casa.- dijo la mujer, con tristeza.

La niña, se asustó al oír éso.

¿Entonces en verdad ya no la querían?

¿Qué hizo mal?

¿Fue muy traviesa?

¿Se cansaron de ella?

Los dos adultos se dieron media vuelta y empezaron a irse, mientras la niña los veía alejarse.

No quería éso, no quería estar sola otra vez.

Corriendo donde ellos, se acercó antes de perderlos de vista.

-¡Por favor, no me dejen, les prometo que me portare bien, me comeré todas las verduras, no pediré nunca nada y siempre voy a obedecer, pero no me dejen!- gritó, corriendo hacía ellos pero parecía no poder alcanzarlos, sólo parecía estar alejándose más.

¿Por qué se alejaba?

¿Por qué corría tan despacio?

¿Por qué la odiaban?

La hija del lobo ferozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora