❛capítulo v❜

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Con las clases finalizadas en la tarde, Setsuka y Shōto no tuvieron percances para irse tras el toque del timbre, saliendo en cómodo silencio sin prestarle atención a sus compañeros que mantenían conversaciones poco apagadas respecto a los perturbadores acontecimientos, y Setsuka captó que más de dos de ellos todavía se crispaban al mínimo ruido sorpresivo de una simple silla corriéndose. Se sintió un poco mal por ellos, pero sin tener conexión estable más allá de simple cordialidad, Setsuka no era de mucha ayuda dando tranquilidad y confort.

Así que con un asentimiento mostrando que estaba preparada, se unió a Shōto y ambos se fueron del aula, caminando serenos uno junto al otro y fuera del recinto de Yūei. Setsuka, sin embargo, le pidió a Shōto que apuraran un poco el paso al notar que Monaka se encontraba bombardeando su móvil en histeria pidiendo respuestas a lo sucedido en la USJ y técnicamente exigiéndole que la esperara para custodiarla en su ruta a casa.

Obviamente, Monaka no era la única; se encontró escribiendo muchos mensajes consoladores a los contactos que, preocupados, perguntaban si se encontraba bien. La mayoría eran los de su lugar de trabajo, los otros de vecinos que tenían su número en caso de emergencia. Se tomó un tiempo, pero al final logró calmar a quienes se comunicaron, acabando por gastar las últimas energías que le quedaban.

Pese a esto, Monaka parecía no convencida e insistía en que le dijera dónde estaba para que no estuviera sola luego de tan traumática experiencia, por más Setsuka insistiera en que Shōto estaba con ella, pero no parecía suficiente. Así que, algo irritada, tiró de Shōto para que cortaran por vías camufladas y poco transitadas para ir a la parada de autobuses más cercana.

Una vez sentada en los asientos finales del transporte, dejó salir un suspiro cansado frotando su mejilla con el dorso de su mano.

A su lado, Shōto se mantenía con la vista en el frente mientras ignoraba el cotilleo de dos estudiantes de escuela media que, poco disimuladas, lo señalaban y reían sonrojadas. Setsuka nunca dejaría de impresionarse por la forma en la que su rostro estoico era capaz de no crisparse bajo la evidente reacción que tenía en sus contrapartes femeninas.

Bueno, Setsuka meditó, viendo su reflejo en el vidrio, no podía culparlas. Shōto era fácil a los ojos y aunque tenía esa prominente quemadura -que le causaba traumas que no quería reconocer-, solo le daba un aire misterioso y de peligro que parecía atraer incluso más la atención. Desgraciadamente, su habilidad social era tan mala que ni Setsuka señalándolo el chico podría captar, de hecho, ya se imaginaba sus ojos bicolor seguir con esa neutralidad, filtrando un mero espectro de confusión antes de fruncir las cejas y pensar demasiado pero sin realmente notar con exactitud lo que quería decir. Si no supiera de las cadenas de su pasado que arrastraba furiosamente, estaría impresionada al saber que nunca ha tenido novia.

Al menos Fuyumi pudo experimentar con chicos en el pasado, si mal no recordaba las charlas que tuvieron referente al tema; dos chicos, uno en la preparatoria y otro en la universidad que daban poco de qué hablar. Fuyumi parecía casi molesta tan siquiera recordar a los dos muchachos, así que Setsuka -quién poco podía aportar bajo su regla de no chicos- prefería diferir del tema. Aunque igual era algo sorpresivo, que la mujer siendo una bola de crispados nervios por sus traumas de infancia, pudiera haber logrado tener cabeza para soportar la molestia que era salir con chicos con la mala impresión bajo del matrimonio que le dejaron sus padres. Todoroki Enji más que nada.

Bufó por lo bajo al pensamiento; quién hubiera imaginado que el gran héroe número dos sería un padre tan terrible y abusivo, y un mucho peor esposo. A veces, llegaba a compartir la furia que oscurecía los ojos de Shōto con solo estar en su presencia, solo para terminar en lástima y desapego haciendo memoria de sus progenitores.

暁 ; bnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora