12. Malas ideas, Malos besos y Malos recuerdos.

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MALAS IDEAS (Cong, Febrero 2027)

Luis los ve mucho antes de interrumpir su juego. 

Que la idea de Lenora era nefasta lo supo en cuanto la escuchó. 

Quiere seguir furioso con Aitana, no deberle un favor. 

Pero también es consciente de que un miércoles en Cong, el día que todo el mundo está dedicado a los autobuses de turistas no tiene muchas más opciones.

Así que lo justifica en su conciencia, diciéndose que Aitana le debe a él mucho más que un favor y que incluso ella será capaz de sobrevivir con dos niños pequeños durante una tarde. 

La opción de la malvada suegra del oeste aterrizando con su escoba es mucho peor. 

Cuando sirve el tercer pedido de forma equivocada, cuando le tira la cerveza a una turista americana con el pelo teñido de azul y, sobre todo, cuando le pisa la cola a Carmela sin querer, arrancando una sonora protesta y unas cuantas miradas de desaprobación, se da cuenta de que le resulta insoportable la idea de dejar a Aitana sola con sus hijos. 

Quizás él no vaya a recibir el premio de padre del año. 

Pero Aitana, por mucho que ahora parezca una persona medianamente sensata, no deja de ser la mujer capaz de legalizar un matrimonio sin el conocimiento de uno de los contrayentes. 

No es el mejor dato para inspirar confianza. 

Aún así no le queda más remedio que esperar a que pase lo peor del turno de comidas si no quiere que Lenora le mande a la mierda y le deje sin ningún personal para atender Innisfree. 

Sin embargo mira tantas veces el reloj y comprueba tantas veces la pantalla del móvil, que cuando ya solo quedan dos mesas por recoger es la propia camarera la que le empuja por la puerta. 

En cuanto pone un pie en la calle se da cuenta de que no tiene la menor idea de dónde buscarlos. 

Intenta no ponerse nervioso cuando no les encuentra en el parque, la opción más lógica. 

Tampoco están en la calle principal frente a la pastelería en la que Olivia se empeña en pararse cada vez que hacen compras en el pueblo. 

Ni viendo pasar turistas frente a la estatua de Mary Kate y Sean, que es lo que consigue que Oscars se quede dormido. 

Aunque eso, evidentemente, Aitana no lo sabe, porque él ha sido demasiado soberbio para darle ninguna indicación. 

Por reconfortante que le resulte su rabia, estimulante incluso, ha sido tan imbécil como para ponerlo por delante del bienestar de sus hijos. 

Ni siquiera se llevará el premio del padre no del todo malo. 

Tampoco es que sea ninguna novedad, lleva meses poniendo su dolor por encima de la felicidad de Oscar y Olivia. 

Se le ocurre que quizás su hija le haya propuesto a Aitana acercarse al paseo del río para ver los patos que empiezan a llegar a estas alturas del año y se encamina hacia allí. 

No resulta difícil verlos. 

El resto de la gente pasea tranquila junto al río, pero solo hay una desequilibrada con un niño pequeño en brazos y una niña de la mano saltando en los charcos. 

Sus niños. 

Su desequilibrada esposa. 

Esa mujer de la que estaba pensando hacía tan solo un cuarto de hora que parecía mucho más estable que la Aitana que había conocido en un pasado. 

En las pequeñas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora