Capítulo 3: Tragedias de mi lado mundano

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No todos los hechiceros nacían en el lado mundano, la mayoría solía nacer en una familia mágica, donde todos eran hechiceros, y vivían en el lado mágico, y eso les facilitaba la vida. Para mí era complicado, claro que yo conocía un lado de la vida, que seguramente ellos no, pero no me parecía que mi lado mundano fuera tan apetecible.

No se podía usar la magia, ni a escondidas, en ningún momento para el uso de la vida mundana, así que no tenía ventajas sobre los demás.

Además, estaba la relación tóxica y desapacible que llevaba con mi familia.

Con solo 15 años, sentía que tenía un peso en los hombros con el que estaba acostumbrada a cargar, tan acostumbrada, que no me daba cuenta que me pesaba y que no me dejaba ser feliz.

A veces los repasos de magia eran fatigantes, nunca era suficiente, todos tenían expectativas demasiado altas para mí, y en la casa, todo debía ser perfecto para no desencadenar una escena maníaca en mi mamá. Era una vida agotadora, caótica, y poco esperanzadora.

Así que, decidida a acabar con ese sentimiento me adentré en un abismo de misterios oscuros, del cual me habían ciertamente advertido, pero yo no podría saberlo hasta probarlo, y yo lo probé. Decidí comerme el fruto prohibido de un paraíso llamado magia. 

El bosque sombríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora