꧁༺𝕆𝕟𝕖-𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤༻꧂

『𝗦𝗮𝗱 𝗔𝗱𝗺𝗶𝗿𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻』

Si había algo que más quería en el mundo es a su querido hermano gemelo, Amane.

Siempre estaba pegado a el como chicle, lo seguía a todos lados sin perderlo de vista, evitando que algunas chicas y/o algunos chicos con malas intenciones se le acercaran.

Es bastante posesivo y hasta sobreprotector con él ¿Para qué negarlo? No tenía mucho problema si Amane tenía amigos, siempre y cuando sean buenas personas y no se aprovechen de él, todo estaba bien. Pero, lo que si no le gustaba es que pasara mucho tiempo con alguien, un chico para ser exactos.

A sus ojos él era una persona horrible, que lo único que quería era alejar a su hermano de su lado, siempre estaba con Amane en el recreo, ocupando su lugar. Lo odiaba de cierta manera, hasta incluso le tenía envidia.

Amane no sonreía de esa manera con él.

Amane no reía como lo hacía con él.

Amane casi no le daba obsequios.

Amane lo protegía como lo hacía con él.

Amane siempre estaba entusiasmado de todo lo que ese chico le dijera... entonces ¿Por qué no se ponía feliz al hablar con él?

Definitivamente lo odiaba.

No entendía porque prefería pasar el tiempo con ese muchacho que con su propio hermano. Le molestaba y le dolía un poco, apesar de poder tener su total atención en casa, hay veces en las que solo lo ignoraba y se encerraba en su habitación. Justo como en estos momentos.

Siempre le hacía berrinches cada vez que le cerraba la puerta en la cara, gritaba su nombre pidiéndole entrar a su habitación, golpeaba la puerta hasta que le abriera.

Pero nada pasó.

Se resignó y con la cabeza baja se fue a su cuarto, pateo su mochila escolar cuando tropezó con ella, sus manos se hicieron puños mientras tenía una expresión enojada. Ya no quería ir a la escuela, no creía poder soportar ver una vez más a su hermano riendo junto a aquel desconocido. Se acostó en la cama y gritó en la almohada durante un rato, decidió que ya era suficiente cuando sintió su garganta seca, pero aún así ni siquiera se levantó.

Se quedó en la cama hasta que lo llamaron para cenar.

Salio de la habitación y bajo las escaleras lentamente con una mirada algo perdida, no le dirigió la palabra a nadie, solo se sentó en silencio mientras esperaba su plato.

Cuando escucho unos pasos y una voz que conocía muy bien, giró su cabeza con alegría y miro a su hermano con una gran sonrisa, sin embargo, tan pronto como lo vio a él su sonrisa desaparece.

¿Por qué?, ¿Por qué tenía que verlo también en su casa?, ¿Acaso no tenía a más personas a las que molestar?

En toda la cena tuvo que soportar verlos juntos mientras conversaban entre sí, no le prestaba atención a lo que decían, solo miraba fijamente al joven que ni siquiera se había molestado por saber su nombre. No le interesaba saber el nombre de una peste como ese chico, solo estorbaba entre Amane y él.