Más allá de su ser.

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Como Alicia en el país de las maravillas, cada cosa nueva que descubría de él, me parecía igual de fascinante, maravilloso y único.
Tan básico, que marcaba la diferencia.
Abrir los ojos, a medias, en la madrugada y verlo semiarropado a mi lado de espaldas (por que le encantaba que lo abrace), juro con todo mi ser, que era como encontrar agua en un desierto, como encontrar una dirección buscada por Google, como despertar y que el café ya esté echo, o como las sorpresas inesperadas, fantásticamente maravilloso.  Renego incluso en mis mejores estados, que podría amanecer así el resto de mis días.
Yo lo miraba... y puedo afirmar, que no me quedaban ganas para admirar a nadie más, desde ahí supe, que mis ojos no volverían a mirar a nadie más, que todas las canciones tendrían su nombre, y mis noches en vela tendrían tu apellido.
Entonces comprendí, que estaba enamorándome.
Y que rabia interna me invade al recordar que débil puedo llegar a ser pensándolo a cada instante.
Una frase me irrumpe la cabeza continuamente aparece en mis sueños.
- Qué rabia sentir cosas, que quizás no quisiera que fuera así. Cosas que no quisiera sentir tal ves tan rápido- Así mismo, le dirijí una ves, mirándolo a los ojos en pleno acto - Complicado que tú mente le explique de forma sutil incluso, a tu corazón de cosas que quizás, ya sabe, y no quiere aceptar. - Quedando pálida tras su respuesta obsoleta.
Él era más complicado, que decidir películas de netflix a media noche.

Aprendí a Amar(lo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora