Aprendí

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Ayer entendí, que son las personas las que te hacen sentir viva, pero no todas, algunas te regalan momentos, otras recuerdos, otras lágrimas, y otras lecciones de vida.
Hace días estaba acordándome de tí como siempre, y me llamaron, a media noche, hice planes con la persona menos esperada, con la que nunca me hubiera atrevido a tanto, pero fuí, y gracias, por hacerme entender que las cosas fluyen solas, que las conexiones nacen solas y los mejores momentos son los más inesperados.
Y allí estaba, ahogándome en vergüenza, estábamos con su familia, en un pequeño apartamento acogedor. Haciendo de comer, ninguno sabía pero ambos estábamos ahí, intentando que saliera lo mejor posible. Mientras que el arroz se pegaba, estábamos hablando de tantas cosas y escondiéndonos de los demás para poder fumar, y que adrenalina daba cuando escuchábamos alguna puerta y teníamos que correr a esconderlo todo.
Al terminar de comer, bajamos a la piscina, y yo ya no estaba tan cómoda, así que le propuse ir al piso, ya que no había nadie, y así fué, entre canciones de Melendi, El canto del loco, Hombres G, y tú sonrisa, recuerdo verme reflejada en el espejo sentada en la cama cantando a todo pulmón todas esas canciones que me recordaban a mí niñez, mientras tú las bailabas entre tatareos, y que bien me sentía, hasta que decidimos volver de nuevo a la piscina, y ya eran las 7 de la tarde, no quedaba nadie, ni en el apartamento, ni en la piscina, y así fué, bajamos a darnos el último chapuzón.
Iba bien maquillada, y solo tenía en mente meterme hasta el cuello, pero se le ocurrió la magnífica idea de cogerme en brazos y tirarme con él, sostenida en sus brazos a la piscina, y como era de esperar, salí con todo el maquillaje echo un caos, mayor caos, que el de mi ser. Regresamos.
Pedimos pizza, y como me hacía reír, lo veía comerse cada cacho de pizza como si no fuera a probar ninguna otra más, y como aguantaba el querer reírme a carcajadas cada ves que le decía alguna absurdez a su abuelo, que desastre eres, le repetía cada ves.
Se marcharon, nos quedamos solos de nuevo en el apartamento, y nos dignamos a buscar algo que hacer para salir de allí, así que nos pusimos manos a la obra, en busca de algo de ropa que ponernos, y no sé cómo, acabamos jugando a "puñitos", haciéndonos cosquillas y tirándome a la cama como si fuera godzilla. Mi estomago suplicaba que parase ya de reír, dolía. Se fué a bañar, y me dejó sola, y para joderme, me dejó sin altavoz, así que me enfadé como no, y fui a hacerle compañía ya que me aburría, y así estaba mientras se le llenaba la bañera de agua caliente con gel de rosa mozqueta, que olor más raro, lo detesto, pero no había otro.
La bañera tardaba mucho en llenarse, y decidí lavarme exclusivamente el pelo, hasta que se llenase la bañera, y como no, debía quitarme la camisa, y que incomodo, él en bañador, y yo solo en pantalones, sin tener nada que cubriese mi pecho. Capullo, me lleno la cabeza de champú, y para la gracia, me masajeaba la cabeza con el champú mientras me hacía risitas diciéndome "Ay la niña chiquirritita" y comentarios así, los que hacían, que no dejara de reírme, haciéndonos formas en mi pelo, con cuernos, tupé, y entre otros. Y se llenó la bañera. Se metió él, y me dejó por fuera a medio estar. Que rabia. Maldito.
Así nos encontrábamos, cantando a todo pulmón de nuevo todas las canciones que sonaban, en especial las de bachata. Decidí entonces posturear, entre tanto, él estaba bañándose, aprovechando que en su casa tenía ducha, la llenó y se recostó. Para colmo, yo estaba en toalla, con el pelo enjabonado por quedarme a medias, cantando todas las canciones que me recordaban a ti, todas aquellas que me hubiera gustado cantarte o cantar contigo en el coche a tope en busca de un lugar para pararnos, pero no, mientras me grababa para dedicártelas, él riéndose y mirándome a escondidas, a través de un hueco entre la pared y la cortina. Hasta qué salió, entonces me metí yo para acabar mi ducha. Al salir, estábamos ambos en toalla, bailando el reggaeton viejo y riéndonos a más no poder. Auxilio, mis pulmones ya no tenían oxígeno de tanto hiperventilar entre carcajadas.
Fuimos a la habitación, a ponernos más guapos de lo que somos, seguíamos riéndonos, somos unos payasos haciendo aún más el payaso. "Esto te queda mejor" "ponte esto así verás que estará mejor" "ni se te ocurra conjuntar eso" "estás guapísima" entre otros muchos comentarios que decíamos.
Salimos a buscar algún lugar cómodo, un lugar donde tomar una copa para poder terminar el maravilloso día, y allí estábamos, riéndonos con personas ajenas, con una nacionalidad y un idioma totalmente diferente al nuestro, hasta que se hizo la hora de regresar, no quería irme a casa, eso sería aburrido.
Tuvimos millones de momentos, como por ejemplo, en la ducha, en la piscina, al vestirnos, teníamos demasiado acercamiento, tanto, que incluso me ponía nerviosa al acercarme, su perfume era terriblemente irresistible, su sonrisa, demasiado pegadiza, y su forma de ser, increíblemente encantadora, y a pesar de sentir en esos minutos la tensión en las habitaciones, en las miradas, y entre nosotros, no ocurría nada, por el sencillo echo, de que yo siempre en todo momento te tenía presente, y no podía engañarme, no eras tú por mucho que quisiera que lo fueses, y ninguno se dignaba a dar el paso, porque somos amigos, con una conexión y confianza mucho más allá, de las que valen la pena, y hasta llegar cada uno a nuestras casas, ni sabíamos que teníamos esa confianza, pero a partir de ahí, comenzó nuestra amistad a afiliarse muchísimo más.
Ahí fué donde entendí, que cada persona es diferente, donde fluye algo diferente, conectas de manera diferente y te transmiten cosas totalmente a diferentes, y nada debe ser forzado, ni planeado, solo así, ocurren los mejores días, momentos, y relaciones con las personas menos esperadas, como ayer mismo pasó. Y que increíble fué, y aunque desearía que te pasara lo mismo conmigo, no voy a forzar a que me quieras ver, escribir, o llamar. Si no te nace a tí, para que voy a insistir, no me quiero engañar más, y como duele darse cuenta de que no me querías ni la mitad de lo que yo te quiero a tí, pero debe ser así, que sea y ocurra lo que tenga que pasar. También es que me cansé y entendí, lo que era fluir con alguien.
Voy a dejar de pensar tanto en tí, y disfrutar más de momentos como ayer.
Ojalá contigo pase, pero espero que no, sólo, si tú lo decides.

Aprendí a Amar(lo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora