Capítulo 16

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Harry se despertó con los gritos furiosos que se producían en el piso de abajo. Se asomó sombríamente a la ventana, viendo que todavía estaba oscuro, preguntándose si se estaba produciendo un ataque. Tal vez conseguiría ver a Rabastan. No debería desear un ataque, por supuesto, pero era la única manera de ver a Rabastan. Sabía que su relación no era convencional, pero algo en Rabastan atraía a Harry y, por primera vez en mucho tiempo, tenía a alguien más que a Teddy, Tonks y George para vivir.

Se levantó, esperando que alguien viniera a buscarlo para llevarlo al lugar de la batalla. Pasaron los minutos y todavía no venía nadie. Se seguían oyendo gritos de enfado, pero no se oían pasos subiendo las escaleras.

Se encontró sentado en la cama y frunció el ceño. -¿Qué está pasando ahí abajo?-.

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, pero Harry notó que el cielo empezaba a aclararse a medida que el tiempo seguía avanzando. No trató de dormirse, sabiendo que en cuanto lo hiciera, lo molestarían. Así sucedía siempre.

-¡Ya está! ¡Me voy arriba! Que nadie me detenga!- bramó una voz conocida.

-George-, susurró Harry.

Si George estaba tan alterado, algo malo había sucedido. Harry tragó saliva, repentinamente asustado y sin querer escuchar las malas noticias. A veces, era mejor permanecer ignorante.

Cuando la puerta se abrió de golpe, Harry volvió a ponerse de pie. La cara de George era una máscara de angustia mezclada con furia.

-¿Qué ha pasado?-.

La furia abandonó el rostro de George. -Harry, hubo un ataque-.

-Me lo imaginaba pero nadie vino a buscarme-.

-Sí, nadie lo supo hasta que fue demasiado tarde, pero tengo mis dudas sobre si Dumbledore realmente no lo sabía. Sería propio de él ignorar un ataque si se hace lo que él quiere-.

-¿Quién fue atacado?- Preguntó Harry.

-El piso franco donde estaban Tonks y Teddy. De alguna manera, se encontró su ubicación. De ahí mis sospechas sobre Dumbledore-.

A Harry se le cortó la respiración. -No, no, no-. Sacudió la cabeza, con lágrimas en los ojos.

-Tonks no sobrevivió. Sin embargo, Teddy estaba escondido. Está bien. No tiene ni un rasguño-.

-¿Puedo verlo? ¿Por favor?-.

-Quiero que lo veas, créeme, pero conseguir que estén de acuerdo va a ser un reto-.

-No me importa. Soy su padrino. Hay un contrato. No me van a alejar de él. Si Dumbledore pensó que esta sería una forma fácil de poner sus sucias manos sobre Teddy, para usarlo como peón en este gigantesco juego de ajedrez, se está buscando otra cosa-.

George asintió. -Vamos. Podríamos tener una pelea en nuestras manos-.

Salieron de la habitación y bajaron las escaleras. Kingsleys estaba preparado, con sus ojos negros y oscuros enfocados en las escaleras. Harry se alegró de no ver una varita en su mano. Percy, en cambio, tenía una varita, aunque no apuntaba a las escaleras.

-No puedes alejarme de Teddy-, entonó. Harry estaba dispuesto a luchar. Haría lo que fuera necesario para llegar a ese bebé.

-Harry, sé que estás molesto- Charlie lo intentó.

Harry lo interrumpió. -Tú no sabes nada. Teddy es mi ahijado. Había una aceptación oficial en el contrato. Si alguno de ustedes se interpone, encontraré la manera de avisar a los medios de comunicación. Ninguno de ustedes saldrá indemne-.

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