La semana pasó lentamente frente a los ojos de Mikasa, por eso, cuando al fin llegó el domingo, se sintió la persona más libre del mundo.
Estaba feliz debido a la reunión que tendría ese día con sus viejos amigos. Ella y Jean habían pasado un buen rato yendo al mercado oriental a conseguir las especias, pescados y mariscos que necesitaban para la comida marina que Mikasa adoraba preparar en Hizuru. Se había ido unos tres años a estudiar de intercambio ya que tenía la facilidad de quedarse con la familia de su madre; su tía Kiyomi le había pagado gran parte de su estancia allá.
— Después de no sé cuántos años veremos a todos, incluso Marco y Bertholdt vendrán —mencionó con alegría Kirstein.
— Genial, espero que les guste mi comida. Tú igual has aprendido las recetas bastante bien, honestamente el aderezo te queda mejor que a mí —lo aduló.
Jean le dio un beso en los labios y la tomó por la cintura. – Muero por verlos, pero cuando todos se vayan me gustaría que tuviéramos algo de diversión a solas —le susurró en el oído para luego volverla a besar. Mikasa le devolvió la muestra de afecto, pero pronto se separó de él con la excusa de que la comida se podría quemar.
— Primero terminemos esto —contestó sonriente.
Los dos pasaron una hora más preparando todo, Mikasa que estaba acostumbrada a organizar eventos solía acomodar servilletas y poner la mesa con mucho cuidado, realmente planearon todo a detalle.
Cuando dieron las 6, los primeros en llegar fueron Sasha, Connie y Nicolo. Fue sorprendente para todos debido a que tenían una fama de impuntuales de toda la vida. Sasha se abalanzó sobre Mikasa dándole un fuerte abrazo.
— ¡Tanto tiempo sin vernos! —exclamó con los ojos llorosos. Mikasa incómoda en un inicio, pero cariñosa al final, le devolvió el abrazo. Agradecía el gesto y le causaba ternura, pero solía ser torpe cuando se trataba de gente con la que llevaba un largo rato sin mantener comunicación. Sasha y Connie le presentaron a Nicolo, el novio de Sasha que había conocido en la facultad, ambos habían estudiado gastronomía juntos y llevaban dos meses comprometidos.
— ¡Felicidades! —le dijo la joven Ackerman con alegría.
Connie fisgoneó por todos lados e inconforme observó la mesa que Mikasa había ordenado tan elegantemente. – Creí que haríamos una fiesta, esto más bien parece un velorio.
Jean se acercó a él y le dio una palmadita en la espalda. – No ha llegado a nadie, no te desesperes, he preparado el karaoke.
Jean y Connie se fueron juntos a conectar los cables de la televisión en lo que los demás llegaban. Para su sorpresa, hubo más gente de lo que Mikasa y Jean esperaban; en poco tiempo llegó Armin con Annie, luego Reiner, Bertholdt, Marco y junto a ellos un par de amigos nuevos a quienes no habían visto antes como Porco y Pieck, casi eran las siete y no había ni señal de Eren e Historia. Todos dieron por hecho que no vendrían así que empezaron la cena. Mikasa nerviosa les sirvió la comida a todos, esperaba el visto bueno de Sasha y Nicolo pues ellos eran especialmente buenos en el área culinaria, gustosa descubrió que su comida fue bien recibida por ellos.
Cuando estaban a media comida tocaron el timbre de nuevo, Mikasa fue a abrir y como se lo imaginó, eran Eren e Historia. La rubia iba muy bien arreglada, vestía ropa cara, hecho que contrastaba fuertemente con Eren quien portaba una larga gabardina, botas de obrero y pantalones bombachos, parecía que con suerte se había afeitado la barba.
Todos los miraron sorprendidos, en especial Reiner, que solía ser muy buen amigo de Historia en la secundaria. Mikasa tomó la gabardina de Eren y la colgó en el perchero.

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HILO ROJO (EREMIKA AU)
RomansaDespués de años sin saber del otro, Eren y Mikasa rememoran su viejo pero importante noviazgo de adolescencia y tristes recuerdan cómo pasaron de ser esa pareja que parecía inseparable a apenas conocidos. Los dos tratan de retomar su amistad siendo...