Capítulo 3

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Han pasado 84 años... Bueno, en realidad un año y casi dos meses, pero creo que se entiende el punto. :-x

Fuera de juegos, una disculpa por la larga demora en la continuación de esta historia. Pero aquí me tienen de nuevo con ella, dispuesto junto con el buen StarcoFantasma a llevarla hasta su conclusión. Espero que la disfruten. Saludos.

-o-o-o-

Capítulo 3

La primera en entrar a la casa Loud fue Rita, sintiéndose agotada ya no sólo por la fiesta que tuvo su nieta, sino por el desgaste que supuso tener a su hijo presente en la misma. Antes que su esposo pudiese entrar tan cansado como ella, dos niñas y dos niños se les adelantaron corriendo. Una jovencita peliblanca con un mechón azul parecía estar a punto de seguirlos en la persecución, cuando al instante fue llamada por una de sus madres.

—Lina, pórtate bien. Tus abuelos están cansados —le señaló Luna—. Mejor trata de poner el orden con tus primos, ¿quieres?

—Sí, mamá.

Rita suspiró antes de dejarse caer en una silla.

—Gracias, hija.

Sam entró tras su esposa mirando con afecto el viejo hogar donde cuando joven solía ir a buscar a Luna para salir.

—¿Están seguros de esto? Todavía podemos ir a un hotel. No queremos causarles molestias.

El señor Loud negó con un gesto a su nuera.

—No digas tonterías, hija. ¿Para qué gastar en un hotel si tienen una casa a la cual llegar?

—El dinero no es el problema, papá —señaló Luna—. Pero con sus nietos...

—Si podemos ya con cuatro, una niña más y dos adultas responsables no será mayor problema.

—¿Dos adultas responsables? —bufó Sam en broma—. ¿Es que esperaban a alguien más aparte de nosotras?

Luna le dio un ligero sape. La rubia le sonrió y le dio un beso corto de cariño. A ambos padres les enterneció ver lo bien que se llevaban aunque, muy en su interior, el señor Loud se preguntaba si su hija hubiese podido ser igualmente feliz a como lo era ya de haberse casado con un varón.

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Arriba, Lina siguió a sus primos, los cuales se atropellaron al querer entrar en el baño al mismo tiempo.

—¡Lynn, Lincoln! ¡No sean groseros y déjenos entrar a nosotras primero!

—¡Llegamos primero, Linka!

Mientras se peleaban empujándose los cuatro entre sí, Lina se apoyó en los hombros de ambos chicos para de un rápido salto pasarlos entrando primero. Sorprendidos, los hermanos dejaron su discusión para mirarla haciéndoles una burla antes de cerrar la puerta.

—¡Las invitadas van primero!

Los cuatro protestaron, hasta que la aparición de sus tías cargando cada una dos maletas cortó la discusión.

—Chicos, sus abuelos nos mandan a decirles que ya es tarde —les avisó Luna—. A la cama, todos.

Apenas Lina salió del baño, sus cuatro primos entraron enseguida. Lina, sorprendida que de verdad lo usaran a la vez, se dio la vuelta descubriéndolos a todos cepillándose los dientes de forma conjunta frente al espejo.

—Estos chicos no parecen conocer el espacio personal —se volvió hacia sus madres, en especial a la del cabello reducido—. Entonces, ¿dónde se supone que dormiremos? ¿En tu vieja habitación?

El plan de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora