Capítulo 2

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Mientras Luna y Sam junto con su banda terminaban el improvisado concierto que le estaban ofreciendo a su sobrina, con dificultad Lincoln consiguió pasar desapercibido bajando la cabeza sobre la barra montada en uno de los extremos mientras degust...

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Mientras Luna y Sam junto con su banda terminaban el improvisado concierto que le estaban ofreciendo a su sobrina, con dificultad Lincoln consiguió pasar desapercibido bajando la cabeza sobre la barra montada en uno de los extremos mientras degustaba una bebida. Tamborileaba sus dedos al ritmo de la última canción, pero incluso cuando esta terminó, continuó dudoso de seguir adelante a sabiendas de lo que podría ocurrir por haber llevado a cabo su osadía de presentarse.

—¡Papi!

Pudo reconocer de inmediato aquellas voces que lo llamaron a coro. Al darse la vuelta, dos parejas de niños jubilosos por haberlo encontrado entre la multitud de parientes corrían hacia él.

La alegría de Lincoln por verlos pudo más que su preocupación cuando los abuelos de los pequeños lo descubrieron. No pudieron detener a sus nietos, la gente que los veía no comprendieron lo que ocurría hasta que los cuatro niños fueron rodeados por los brazos de su padre, al que mucha gente había confundido con el anciano tío de alguno de los familiares políticos opuestos a ellos.

—¡Linka, Liberty, Lynn, Lincoln! ¡Mis niños, los extrañaba!

Las niñas peliblancas fueron mucho más efusivas en su abrazo del que lo fueron los chicos de cabello oscuro y piel morena. Los cuatro parecían compartir la edad de diez años y sus rasgos eran muy semejantes más allá del tono de color en su piel.

Uno de los varoncitos que tuvo la oportunidad de acercarse más al rostro de su padre, retrocedió haciendo una expresión de desagrado.

—¿Que te ocurre, Lincoln? —le preguntó Linka, pero antes que su hermano le respondiera, ella también fue capaz de detectar ese familiar olor en el aliento de su padre que la hizo sentir un tanto incómoda—. ¿Papá, qué...?

No tuvo la oportunidad de terminar su pregunta. Sus abuelos paternos finalmente los habían alcanzado y no parecían precisamente alegres al reencontrarse con su hijo.

—Lincoln, ¿qué haces aquí?

El peliblanco miró un tanto molesto a su padre, el cual preocupado y temeroso, de manera ansiosa comenzó a abrir y cerrar sus manos; por el contrario, su madre con los brazos cruzados miraba a su alrededor quizás esperando que alguien se acercara a ayudarlos de llegar a necesitarse, algo que deseaba no se requiriera.

—Vine a felicitar a mi sobrina por su cumpleaños, obviamente —contestó Lincoln atrayendo de nuevo hacia sí a los niños aún a su alcance—. Además claro, de ver a todos mis hijos.

—Pero... —el sólo hecho de hacer la pregunta parecía incomodar a la anciana, por lo que su esposo la hizo por ella.

—¿Cómo fue que te dejaron entrar en primer lugar? —Había confiado en la seguridad que su yerno le garantizó tenía el recinto.

Gruñendo por lo bajo, Lincoln les mostró la invitación que llevaba, misma que Lori la cual acababa de aparecer, sin saludarlo se la arrebató molesta al darse cuenta de lo que ocurría. La mujer examinó la tarjeta como esperando encontrar algo extraño, cualquier cosa que evidenciara que se trataba de una falsificación exponiendo lo bajo que su hermano había caído esta vez.

El plan de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora