Aquí aparece el twink

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Adrián Gastelum era un hermoso chico bastante promiscuo y alocado.

Llevaba la clase de vida que el dinero podía pagar.

Viajes, compras, fiestas... Todo sin ser una persona responsable de sí misma. Razón por la cual, su ahora poderoso cuñado estuvo de acuerdo cuando sus consejeros le habían hecho firmar un convenio de mantenerse alejado de los escándalos en pro de su carrera política, con la seria amenaza de mandarlo al extranjero y retirar una buena parte de la ayuda financiera que este le daba a su joven cuñado.

El joven aceptó sin ningún problema.

Todo tenía un precio y en el medio en donde se movía ahora su hermana era la prueba de ello.

Adrián Gastelum a sus veintiséis años sabía que era un hombre guapo. Hasta ahora los hombres lo buscaban de forma insistente.

—Joven la cita que concertó su hermana con el asesor de moda acaba de llegar, Adrián tomó un sorbo de limonada natural, —hazlo pasar por favor, Adrián recibiría al asesor de moda en el hermoso jardín, el clima era agradable para estar al aire libre.

—Gracias por recibirme señor Gastelum, Gustavo extendió la mano y se sorprendió gratamente al ver al hermoso hombre ahí sentado con una adorable apariencia juvenil y dominante, además de un muy diminuto bikini rosa que delineaba una polla bastante grande y semierecta.

Adrián de forma descarada sonrió confiado al sentir la mirada evaluadora de Gustavo, —el placer es totalmente mío, el pulgar de Adrián se frotaba suavemente en el dorso de la mano de Gustavo, quien veía coqueto a su próximo cliente con quien gustoso pasaría horas de delicioso trabajo.

Gustavo ya sabía el curso que tomaría esa relación y casi, casi se programaba para que las cosas se dieran como él quería.

—Su hermana Inés me pidió ayuda para usted, Adrián miraba divertido a Gustavo mientras este hacía una impecable presentación de su trayectoria y enlistaba a las personalidades con quienes había trabajado.

—Sí, mi hermana le recomendó señor Monforte, estoy de acuerdo con su elección. Gustavo sonrió pícaro, mientras su mirada descarada recorría a Adrián, —aún que por lo que puedo observar es muy poco el trabajo que voy a hacer con usted señor Gastelum.

Adrián sonrió de forma lasciva, —vayamos a mi recámara para que vea el extenso guardarropa que tengo, dijo Adrián extendiendo la mano y mostrando el camino. A Gustavo no le extrañó el doble sentido de aquellas palabras y si algo amaba Gus era ver cuán extensos "guardarropas" podrían tener sus clientes.

—Aaaaah, Gustavo eres hermoso, Adrián empujaba fuertemente sus caderas en aquel masculino cuerpo.

—Ya sé que soy hermoso, pero tú no estás nada mal, Gustavo reconocía como buen conocedor cuando sus parejas estaban a su altura. Lo cual era en su mayoría de veces.

—Metela más duro, exigió Gustavo quien pedía con movimientos violentos de cadera que Adrián lo penetre con más fuerza.

—Así que te gusta recio, ¿eh?, con un fuerte empujón Adrián quedó metido hasta la base de su grueso pene, saciando a Gustavo quien gemía y se retorcía, hasta que su mano alcanzó su pene dispuesto a alcanzar su liberación.

Ambos hombres se vestían, —¿te veré pronto?

Adrián estaba bien informado de la fama de salta camas que tenía Gustavo Monforte, —si tu pregunta es ¿si volveremos a coger? La respuesta es no, Adrián no se mostró decepcionado pues había quedado impresionado del bello y masculino hombre, pero era un buen cazador y no se detendría por un hombre vanidoso cuya reputación igualaba la suya.

La sonora carcajada de Adrián hizo que Gustavo voltee a verle desconfiado, —en realidad mi pregunta era para que ahora sí me asesoraras con mi imagen pues como sabes estamos a días de que mi flamante cuñado asuma la presidencia. Gustavo sonrió, esa respuesta no se la esperaba, él creía que como los demás rogaría para que volvieran a verse. Después de todo el twink tenía su encanto.

—creo que de una vez podemos ver lo de tu imagen, pero por lo que puedo apreciar tanto tú como tu hermana son gente con muy buen gusto para vestir. La respuesta de Gustavo fue neutral.

Adrián pensó que el hermoso hombre accedería a verse con él otro día, pero rápido recompuso su actitud, total... En ese medio era bien sabido que la cartera más pesada era la más amada.

Gustavo salió de la hermosa mansión Gastelum, había ganado un muy buen polvo y ahora tenía a un cliente en su cartera, debía ser muy cuidadoso para que como siempre, sus clientes vieran que era más útil mantener buenas relaciones con él que distanciarse del asesor de modas del momento.

—Hola Bruno, Gustavo sonrió al responder la llamada. Tenía una vaga idea de porque su amigo le llamaba con tanta insistencia. —Claro que la apuesta sigue en pie, no, no le he olvidado y despreocúpate mañana estaré por el restaurante para iniciar mi plan de conquista.

Solo hazme un favor, pregunta a tu nuevo polvo cuáles son los horarios de ese muchacho.

Claro viejo ese es un favor aparte, te la debo.

Gustavo colgó el teléfono y manejó hasta su casa en su agradable jeep patriot color azul eléctrico. Después de todo el placer de la cacería le animaba aunque el tipo al que perseguiría no le agradara nada, pero estaba seguro de que no demoraría mucho, después de todo había conocido a varios hombres que se hacían a los interesantes todo con el fin de llamar la atención de Gustavo, la diferencia ahora era que esos hombres parecían más atractivos que su objetivo ahora, y otra que ellos eran conocidas zorras que usaban la pose de no acostarse fácilmente con cualquiera. 

No eres tan guapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora