Kenneth terminaba su clase en la universidad, la beca que había obtenido le permitía estudiar, sus primeros dos años de la carrera de literatura latina, en los cuales había vivido con su abuela, pero ella había fallecido al empezar el tercer año de la carrera.
Hijo de padres alcohólicos, pueblerino pobre, el sueño de Kenneth siempre había sido salir adelante. Cuando visitó a su abuela en vacaciones ella le animó a presentar el examen para la universidad y oh sorpresa, había sido elegido y no solamente eso, sino que con sus excelentes calificaciones había sido becado.
Cuando dejó su horrible vida, dejó atrás el dolor, el hambre, la necesidad. Y se propuso ser un hombre de bien.
Al llegar con su abuelita, de inmediato se vio en la necesidad de confesar su orientación.
—Abuela, creo que te vas a decepcionar con la noticia que te voy a dar. La mirada atenta de la mujer lo observaba mientras le servía una taza de chocolate, —soy gay.
Ese día Kennet nunca lo olvidaría pues su mayor miedo era quedarse sin un lugar para vivir.
Pero nada lo preparó para la reacción de una mujer nacida en otra época... —yo pensé que eras un asesino en serie, la mujer sonreía y sus ojos dejaban ver profundas arrugas, evidencia de los años vividos.
Kenneth estaba impávido, no esperaba tal reacción.
Parpadeó varias veces para tratar de despejar las lágrimas, pero fue inútil.
—Mis padres me rechazaron por ser gay, y yo pensé que tú me echarías.
La mujer se acercó y lo abrazo, —tus padres son unos pendejos, no sé cómo se fueron a juntar esos dos, pero tú mi niño has sido más valiente y productivo como cualquier persona que quiere superarse.
Su abuela le había dado hospedaje y alimentación. Pronto Kennet se ganó el afecto de los vecinos de su abuelita, y muchas veces hacía pequeños trabajos que las personas le agradecían y hasta le daban un dinerito. Como doña Carolina, la vecina de la calle de enfrente que siempre estaba solita.
La abuelita de Kenneth le había dicho que Carolina tenía un hijo único el cual muy pocas veces la visitaba, pues el joven estaba inmerso trabajando en su negocio propio atendiendo a personalidades de la política, aunque su abuelita nunca le supo decir exactamente a qué se dedicaba el tipo.
Kenneth llegó a ver un muy lujoso auto estacionado en la puerta de doña Carito como cariñosamente le llamaba Kenneth.
—"Ese idiota no valora a su madre", era el pensamiento que giraba en la cabeza del joven.
—Quisiera que conozcas a mi hijo, Kenneth.
Kenneth supuso que tanto su abuelita como doña Carolina habían hablado ya... Pero no estaba seguro de que esta supiera su orientación.
—En algún momento me imagino que coincidirán, la añoranza en el rostro de la mujer al nombrar a su hijo mientras observaba risueña a Kenneth.
—Él viene poco por aquí, pues siempre está muy ocupado, Kenneth aprovechó la confesión para saciar su curiosidad, —el bonito auto lujoso ¿es de él?, la mujer sonrió orgullosa, mi hijo es un exitoso empresario, él se ha hecho camino solito como asesor de imagen de varios políticos y de hecho dice él que hasta de Inés Gastelum la futura primera dama.
Kennet entendió muchas cosas ahora y también afirmó su pensamiento... Ese tipo era un idiota y él odiaba a los idiotas que olvidaban sus orígenes.
Las fotos del tipo que colgaban en la pared de su vecina le hacían ver la devoción que la mujer tenía por su hijo, pero también ella estaba consciente del estilo de vida alocado que solo podía uno permitirse cuando se tiene dinero.
Era muy atractivo, pero también era el tipo de hombre que evitaría a pesar de su exuberante y masculina apariencia.
Supo por la mujer que Gustavo, o Gus como ella le llamaba era gay y que no tenía planeado establecerse con algún tipo.
Cuando al fin lo había conocido, Kennet no se impresionó. No existía mérito a su juicio para quien olvidaba a su madre.
Así que le resultó total y completamente indiferente.
Se lo encontró una segunda vez en el restaurante bar en donde trabajaba a medio tiempo para pagar las cuentas, pues aunque su abuela le había dejado una modesta cantidad él sabía que no le duraría mucho.
Por fortuna ese día la mesa de Gustavo y su acompañante era la última mesa que atendería y después se iría a su clase de la tarde.
No esperaba ver a Gustavo solo después de algunos días de no saber de él y de olvidar al tipo.
—Buenas tardes, ¿desea ver el menú?, la voz fría de Kenneth hizo sonreír a Gustavo.
—Recomiéndame lo mejor de la carta, Gustavo tuvo el atrevimiento de guiñar el ojo. Kenneth solamente sonrió, —¿es usted intolerante a algún alimento?, Gustavo cerró un ojo e hizo una mueca para recordar, —los cacahuates, —Kenneth sonrió con una mueca exagerada, —en un momento le traigo el especial de pollo en salsa de cacahuate, Kennet se retiró sin siquiera despedirse.
Gustavo empezaba a dudar de la posibilidad de acercarse al huidizo muchacho.
—¡Hey, Kenneth!, la voz de Gustavo sonó en el atestado restaurante, haciendo que Kenneth pare de inmediato y se vea obligado a regresar y tratar con el idiota ese, así que volviendo por sus pasos Kenneth quedó de frente otra vez a Gustavo, —atendiste a un cliente de manera grosera, dijo Gustavo con voz claramente amenazante, —creo que tengo derecho a quejarme, Kenneth sabía que eso lo metería en problemas, por la palidez en el rostro de Kenneth, Gustavo supo que había dado en el clavo, —por favor no lo hagas, yo me disculpo, dijo Kenneth algo atemorizado, —con este trabajo me ayudo en mis estudios, si Gustavo tuviera un poco de moral se conmovería, pero la posición en la que ahora estaba le llevaba a tomar ventaja, una ventaja que necesitaba desesperadamente así que sonriendo de forma cruel, Gustavo posó sus penetrantes ojos verde oliva en la juvenil e insípida figura, y aprovechó el delicioso momento.
Entonces su plan marcharía solito, de una forma que nunca pensó... —Está bien, no diré algo si aceptas salir conmigo una semana.
Gustavo casi casi hacía planes para gastarse el dinero de la apuesta.
¡Nunca olvidaría cómo disfrutaba ese momento mientras Kenneth palidecía delante de él!
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No eres tan guapo
RomanceVengo a desmentir todas las terribles historias de amor gay que nos han sembrado en la cabeza. Nada como fantasear con dos tipos súper guapos creados para ser hermosos y coger con otros hombres iguales de hermosos. pero en la vida real nada es así...