Katsuki no puede recordar la última vez que una chica le declaró su amor a través de cartas o chocolates en San Valentín. Ni siquiera puede recordar la primera, porque nunca existió una joven de cabellos largos y sonrisa encantadora que le demostrara lo bello de tener una relación sentimental a la corta edad de quince años. Las películas de romance lo engañaron al convencerle que la adolescente más popular del colegio le profesaría su amor verdadero a través de una carta bañada en perfume y caligrafía especialmente delicada. Sin embargo, no perdió la calma cuando las cosas se salieron de curso.
Todos sus compañeros en escuela media y parte de la preparatoria fueron completamente hipnotizados por la magnificencia de algún personaje ficticio, actriz de la pantalla grande, vecina, cantante o amiga de la infancia, excepto él. Terminar con su racha de << soltero desde nacimiento >> no formaba parte de sus planes a corto, mediano o largo plazo, únicamente buscaba ser un héroe profesional que superara los estándares del Símbolo de la Paz en el Mundo. ¡Era el Dios de las Explosiones Asesinas, por favor! Ninguna persona sobre en Ciudad Musutafu era lo suficientemente atractiva para reducir sus neuronas a cero, y eso estaba perfecto, porque nadie gastaría saliva coqueteándole a un caso perdido. Bakugōu Mitsuki, su madre, le dijo una vez que los hombres y mujeres no se enamoran de alguien que les gusta, sino de alguien que los quiere. En ese momento, le pareció la clase de mentira genérica que venden las películas de amor adolescente para crear mundos de fantasía inalcanzables. ¿Por qué tendría que corresponder los sentimientos de otra persona simplemente por cómo lo trataría cuando estuvieran en una relación o qué tan doloroso sería rechazarlo frente a sus compañeros de clase? Si no es recíproco, ahí muere.
—¿Alguno de ustedes, malditos extras, ha visto a Deku?
O eso pensó. Casi sin notarlo, un torbellino de problemáticas en forma de adolescente carismático transformó su vida por completo y para siempre. Los primeros días, Katsuki lo veía caminar entre los pasillos de U.A. para cerciorarse que no saltaría encima de un guardia de seguridad y cruzaría el único acceso en busca de su libertad. Pero con el tiempo, se había atrapado a sí mismo mirándolo con ternura, como si Midoriya fuera una obra de arte digna de ser colgada en Louvre¹ y ser admirada por horas. ¡Él quiere tenerlo! Sueña con pasar el resto de su vida escuchándolo hablar sobre Terminator, Pacific Rim, Indiana Jones y Mad Max, conocer a su familia, perfeccionar sus habilidades en combate hombro a hombro, grabar la expresión de disgusto al comer zanahoria y todas las tonterías que hacen las parejas para demostrar su afecto, pero los rumores que corrían dentro del colegio terminaron por infectarle la cabeza.
No importa si no es el primero en estar con Midoriya Izuku. Solo quiere ser el último. ¿Eso es mucho pedir?
—¿Senpai? —los futuros héroes que pasan el sábado mirando televisión en la sala común del Edificio destinado al 1 – A, ignoran el cuestionamiento de Katsuki. Solo Kirishima se atrevió a responderle, llevando la mano izquierda detrás de su cabeza y rascándose mientras hace memoria. — Ahora que lo mencionas, no lo he visto en todo el día. No bajó a husmear qué cocinaron para desayunar como es su costumbre.
—Son las 4:35 p.m. y hablamos de Midoriya Senpai. Probablemente sigue dormido —interviene Kyoka sin emoción. Apostar en las cartas con Mineta y Kaminari no es ningún impedimento para escuchar cualquier conversación relacionada con cierto adolescente de kosei destructivo.
—O escapó del internado, again.
—Jamás entenderé su obsesión por meterse en problemas.
—¡Hey, no hablen así de Senpai! Si se tomaran el tiempo de oír sus anécdotas sabrían que meterse en problemas es realmente divertido —exclama Denki, siendo el defensor de las causas perdidas. No lo culpen por responder a la pregunta inicial demasiado tarde. Estaba ocupado intentando retener su mesada como para prestarle atención a los chicos que mancillaban el nombre de su buen amigo. Termina pagando tres dólares y mezclando las cartas por milésima ocasión antes de musitar lo siguiente—: La última vez que lo miré eran las... cuatro de la mañana, creo. Estaba de camino al baño cuando lo encontré en la cocina preparándose una taza de té con miel. Dijo que pescó un resfriado por visitar el laboratorio sin abrigarse correctamente... y yo le creo. Se miraba del asco. ¡Eran demasiado mocos, estornudos y gérmenes para mi gusto, Kacchan! Quise ayudarlo, pero dijo que podía regresar a su habitación solo.
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𝐈𝐋𝐄𝐆𝐈́𝐓𝐈𝐌𝐎 𝐇𝐄𝐑𝐄𝐃𝐄𝐑𝐎 ───── DEKUKATSU
FanfictionEn lo que parecía ser su último respiro antes de partir a la tierra prometida, All Might, el héroe número uno, otorga su quirk al primer estudiante de preparatoria que se le cruza por enfrente, sin saber que su heredero no tiene el mínimo interés en...