24. LA COMPAÑÍA DE LOS BEATLES

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CAPÍTULO VEINTITCUATRO
LA COMPAÑÍA DE LOS BEATLES.
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LAS PRIMERAS ESTRELLAS, SUAVE COMO UN LIGERO ROCE, anunciaron la llegada de una noche de jueves

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LAS PRIMERAS ESTRELLAS, SUAVE COMO UN LIGERO ROCE, anunciaron la llegada de una noche de jueves. Desde la ventana de la habitación, Ellie admiraba el resplandor de la noche. El viento acariciaba su cabello y su piel, provocando una sensación de cosquilleo.

Se apartó de la ventana y se acercó a una caja con discos de vinilo. Su pasatiempo favorito era escuchar música dentro de su habitación, y sin nadie alrededor, le encantaba bailar como si no hubiera mañana.

Eligió un disco al azar y lo puso en el tocadiscos. La música resonó en las paredes de su habitación y la chica cerró los ojos, manteniendo el ritmo de la música e ignorando todos los demás ruidos.

Incluso dos golpes en la puerta no interrumpieron su momento. Como la puerta estaba entreabierta y la música se podía escuchar desde afuera, la persona se asomó por la pequeña abertura. Era James, estaba en la casa de la joven por invitación de su hermano mayor.

Un suspiro salió de sus labios y una sonrisa genuina se posó en su rostro cuando vio a la chica bailando.

—Aparentemente, tienes más talentos de los que imaginaba.—dijo en un tono más alto que la música.

—¡Por Merlín!—exclamó Ellie, abriendo mucho los ojos.—¿James?—preguntó sorprendida por la presencia de chico.

—¿Te asusté?—James se sonrojó.—Lo siento.

—Casi me da un infarto.—contestó, recuperándose del susto. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro.—¿Qué haces aquí?

—Remus me invitó junto a los chicos a pasar la noche aquí.—explicó el joven.—Pidió que viniera a buscarte para jugar un juego.

—¿Qué juego?

—No estoy seguro de cómo explicarlo.—James se rascó la nuca.—Es un juego muggle en el que hay que usar dinero. Es más complicado que en la vida real. No quería jugar, pero él dijo que te gustaba.

—Puede que me guste el juego.—ella sonrió.

—Entonces si a ti te gusta, a mi me gusta.—James sonrió también.—¿Vas a venir conmigo o prefieres la compañía de los Beatles?

—No quieres saber la respuesta.—bromeó Ellie.

—Qué admirable sentido del humor.—espetó James, forzando una sonrisa terriblemente falsa.—¿De quién lo aprendiste?

—De un chico que conocí hace un tiempo. Es un poco raro, salimos a caminar y me besó, pero finge que no ha pasado nada.

—Creo que estás equivocada.—dijo él, dándole un toque a la punta de la nariz de Ellie.—Podría besarte de nuevo ahora mismo.

—No creo que sea un buen momento.—Ellie dijo.—Quizás más tarde, señor Potter.

James colocó una mano sobre su pecho de manera dramática. La chica de cabello dorado rodó los ojos y apenas logró contener una risa sarcástica.

—Sabía que me dejarías.—miró al suelo.—Esta es mi vida. Nací para amar y no para ser amado.

—Aún así no te besaré.

—¿Por qué?

—Estás siendo muy dramático.

—Solo quería hacerte reír.—James se encogió de hombros. La risa que Ellie había contenido finalmente salió de sus labios.—Y lo hice.

Ellie abrazó a James de manera inesperada. Inicialmente, el joven Gryffindor se sintió avergonzado por el abrazo, pero luego se lo regresó con el mismo fervor y cariño. Cuando se separaron del abrazo, James sonrió y le acarició las mejilla.

En ese momento recordó la noche que la besó.

—La escena es hermosa, pero me enferma.—Sirius dijo, parado a unos metros de ellos.—¿Quieren bajar ya para que comience el juego? No puedo soportar más a Remus explicando el dinero muggle.

—¡Eso es importante para el juego!—Remus exclamó desde abajo.

—Y también lo es ser banquero.—Peter dijo, leyendo el papel en su mano.

—Solo quiero ser rico.—Sirius bajó las escaleras.—¿Puede el banquero ayudarme con ese problema?

La paciencia de Remus estaba visiblemente al límite después de innumerables explicaciones. Cuando todos ya habían entendido las reglas, empezó el juego. El primer jugador en caminar por el tablero fue Sirius Black.

—No puedes saltarte las casillas que quieras.—advirtió Remus.—El dado dijo que saltaras seis casillas.

—Ni siquiera obedezco a mi familia. No obedeceré a esto.—se encogió de hombros.

—Si no juegas correctamente, siguiendo las reglas, serás descalificado.—suspiró Remus.—Salta seis casas. Ahora.

—Qué aburrimiento.—Sirius hizo lo que Remus le ordenó.—Ya no me gusta este juego.

El juego continuó con los dados lanzados por el tablero. El nerviosismo aumentaba con cada movimiento, especialmente cuando Ellie se estresaba con James por haberle hecho deber dinero al banquero.

—¡Te odio!—Ellie arrojó uno de los dados del juego hacia la cara de James.

—¡Es tu culpa!—James desvió el dado.—¡No le robes dinero a mi casa!

—James, tienes que pagarle a Ellie las doscientas libras que debes en su propiedad.—dijo Remus, analizando la situación.

—¡De ninguna manera!—James se quejó.—Ella cayó en la cárcel. ¡No le daré mi dinero a una criminal!

La chica respiró hondo. Este era el principal problema de una noche de juegos con sus amigos, siempre terminaba enojada con alguien; incluso solía pensar que estos juegos eran responsables del fin de muchas amistades.

—¡No es así como se juega!—exclamó ella, en un tono irritable.

—¡¿Quieres dejarme sordo?!—Sirius gritó, interrumpiendo la discusión de Ellie y James.—Todo el mundo sabe que voy a ganar. Esta discusión es innecesaria.

—Ni siquiera sabes cómo saltar las casillas.—Peter se quejó.

—Esa es mi forma de jugar.

—¡La forma incorrecta!

—James solo sabe robar, Sirius no obedece las reglas, Peter está escondiendo su dinero para que no se lo cobren y Remus no sabe cobrar el dinero. Esto es un desastre.—Ellie rodó los ojos.

—¿Te atreves a decir eso después de que robaste mi casa?—James preguntó, indignado.—Tengo noticias para ti, ¡solo robé una vez para comprar comida!—exclamó.—Tú has estado robando todo el juego.

—Nada lo justifica.

—Si dices algo más, volverás a ser arrestada por agresión física.—James dijo entrecerrando sus ojos hacia la chica.

—Y tú puedes ser arrestado por amenazar.—Remus rió.

—Eres banquero, no policía.—Ellie regañó a su hermano.—No quiero seguir jugando. Este juego es un destructor de hogares.

—Tú eres la que destruye hogares, cuando robaste el dinero con el que iba a alimentar a mi familia.—bromeó James.

Se rió de la expresión seria que cruzó el rostro de la chica. Ellie rápidamente tomó los dados del tablero y los lanzó hacia James, comenzando así una pequeña guerra y declarando el fin del juego.



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falling ━ james potter. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora