En la tristeza y el dolor, un corazón roto siempre luchará por renacer. Pero cuando se es joven, es tan difícil soltar lo que tuviste por tanto tiempo, y es ahí, cuando los pensamientos que te encadenaban comienzan a liberarte, mostrándote que decir adiós es la mejor decisión.
Aquel joven caminaba bajo la intensa lluvia que reinaba en la gran ciudad, donde miles de historias podían contarse en cada esquina. Llevaba una capucha que mantenía seco su rostro y cabello. Ganaba las miradas curiosas de algunas cuantas chicas por su elegante vestimenta y su notable atractivo. Él no lo notaba, estaba tan sumido en sus pensamientos que ignoraba al resto, se preguntaba porque la voz de esa chica sonaba tan extraña, no quería aceptarlo, pero sabía que algo iba mal si ella no empleaba ese tono cariñoso y meloso con el que siempre le hablaba.
Se preparaba mentalmente para ese momento, lo aceptaba, pero no sabía cómo sentirse al respecto. Le preocupaba lo que pensarían los padres de ambos, después de todo, esa relación había iniciado por ellos. Gruñó un poco al darse cuenta que estaba confundido respecto a sus sentimientos. La quería, ¿verdad? Sí, lo hacía. Pero nunca la llegó a amar. También le molestaba no hacerlo.
La vio de pie en la esquina en donde lo había citado, llevaba un paraguas rojo que combinaba con un saco que se acomodaba perfectamente a su pequeña cintura, sus botas del mismo color, se ganaba la atención de todo aquel que pasara por su lado y aspirara su costoso perfume. No podía negar la belleza que poseía aquella muchacha, pero nunca la vio con ojos de amor, crecieron juntos, tienen tantos recuerdos que sería penoso dejarlo en el pasado, pero los recuerdos más cercanos eran los que lo atormentaban.
Ella se dio cuenta de su presencia, reprimió un suspiro al verlo de pie frente a ella, ese chico había sido su primer amor, pero ya no sentía lo mismo, tal vez nunca lo sintió y solo quería engañarse. Lo quería y por eso tenía que dejarlo ir, ella ya había dañado esa relación y seguía haciéndolo, solo quería ser libre y se sentía atada a esa relación, una relación que en su momento quiso, pero ahora simplemente se aburrió.
—Necesitamos tomarnos un tiempo.
Ella fue directo al punto, no necesitaba decirle nada más, sabía que él comprendería todo, siempre lo hacía.
—¿Un tiempo? — su voz sonó incrédula, a pesar de estarse preparando para eso no pudo creer que esa chica de verdad le estaba pidiendo eso.
—Sí— se encogió de hombros, quería terminar con esto lo más pronto posible—. Creo que necesitamos conocer a otras personas, siempre hemos sido los dos— explica.
—Pensé que siempre sería así— el joven miró a otro lado.
—Ese fue nuestro error— cortó la chica—. Pero tómalo por el lado bueno, te estoy dando la posibilidad de conocer a alguien sin tener algún compromiso conmigo.
—Claro— apretó los labios, asintiendo para el mismo.
—Entonces... ¿Un tiempo? — extendió su mano hacia él para estrecharlas como los buenos amigos que fueron, pero él solo la observó, sin mover un solo músculo.
El joven sacó las manos de sus bolsillos, sin apartar la mirada de la joven que esperaba una respuesta. Dirigió su mano derecha a la izquierda. Terminó de sacarse el reloj de la muñeca y se lo entregó sin articular palabras.
—Ten— dijo cuando vio que la chica no lo recibía.
—¿Un recuerdo? — ella quiso bromear.
—No— negó—. Los dos sabemos que nos seguiremos viendo.
—¿Por qué me lo das entonces? — aceptó el costoso reloj.
—Apunta la hora en la que me dijiste adiós.
Él no esperó nada más y la dejó sola en esa calle. No se sentía bien, pero tampoco estaba mal. Aunque ellos habían crecido juntos y se querían sabía que no la podría amar y después de lo que le hizo, jamás podría. Habían terminado las veces anteriores, pero estaba seguro de que esta vez sería diferente porque él lo quería así, no podía estar con alguien que no amara y aunque él lo intentó todo, ella no hizo mucho para mejorar la situación. Está bien, no estaba en la obligación de quererlo.
Pero muy en el fondo estaba agradecido por nunca haber cometido el error de dedicarle uno de sus poemas. Él esperaba a la indicada y ahora era libre de poder encontrarla.
Él no sabía que ahora, ella estaba más cerca de lo que creía.
***
Nota: Bueno... Yo estoy por aquí sin haber terminado DIVE y sin haber publicado la segunda parte de LQNC. En fin, les dejaré un mensajito más largo en el primer capítulo.
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Un Gusto por Día ©
RomanceZane Kidman pensó que terminaría con tranquilidad su último año en la universidad y su futuro como poeta estaría más cerca de lo que imaginaba, no contaba con lo que su propia facultad preparaba para todos los alumnos, a parte de los dos intercambio...