"Mi madre habla sobre mi creación"
Zane.
—¿Por qué no nos visten esta vez, linda? — consultó Calem, mientras terminaba de peinar sus rizos.
La chica de producción que solo está arreglando algunos cables se detiene al instante en que escucha la voz de mi amigo. Si antes ya hacía con torpeza su trabajo ahora comenzaba a temblarle las manos cuando quería conectar algún cable en su interruptor.
Mi error fue ayudarla, porque cuando mis manos estuvieron a centímetros de la suyas, la chica dio un respingo soltando la caja de herramientas que llevaba en sus manos. Bendito sean los reflejos que adquirí cuando Calem quiso entrar al equipo de béisbol, sino hubiera sido por él ahora mismo yo no estaría sujetando la caja a centímetros del suelo para que su contenido no se desparrame.
—Lo siento, lo siento— la pobre llevó las manos a su cabeza, avergonzada— Que torpe soy.
—No es nada, no...
—¡Otra vez tú! — ay, no, esa voz de nuevo— ¿Cuántas veces tengo que decirles que no hablen con las estrellas del programa? — me paré firme a su lado, pero el productor aún no se dio cuenta de eso y continuó gritándole a la chica—: Eres una empleada más, no hables con ellos.
—Yo no quería...
—¿Cómo estuvo tu día? — le pregunté, para que no siga hablando y Martin vea cómo es que alguien de producción puede hablar con una de sus "estrellas".
Ella lució descolocada por un momento y su desconcierto aumentó cuando Calem la abrazó por los hombros, guiñándole un ojo. Cuando quiere es inteligente y me apoya en mis planes.
—¿Me hablan a mí? — se señaló, anonadad.
—Claro. Eres parte de producción, ustedes deberían ser las estrellas.
Agradezco que Calem sea quien hable porque yo ya no sabía que decir, supongo que la desventaja de no socializar todo el tiempo como él lo hace.
Sonreí, satisfecho cuando vi el gesto exasperado de Martin, si nos botara ahora mismo del programa me estaría haciendo un favor, pero a Calem pareció gustarle responder preguntas que estudió el día anterior.
—Te estaré vigilando— le dijo a la chica— Una falla más y contrato a esa chiquita de cabello pintado de la cual ya olvidé el nombre— se dio media vuelta, pero aun podía escuchar como hablaba consigo mismo— ¿Cómo se llamaba? ¿Bless? ¿Blad? ¡Blair! Que chiquilla para más habladora era.
—Gracias por eso— regresé la vista a la chica que ahora se separa, nerviosa, de Calem— Él está alterado porque no le gusta la ropa de una de sus estrellas.
—¿Qué tiene de malo su ropa?
—No es un vestido de marca— explicó— Y tiene el logo de esta banda que cantaba...— chasquea los dedos, buscando recordar el nombre, pero de pronto comienza a cantar— La de Galileo, Galileo, Fígaro.
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Un Gusto por Día ©
RomanceZane Kidman pensó que terminaría con tranquilidad su último año en la universidad y su futuro como poeta estaría más cerca de lo que imaginaba, no contaba con lo que su propia facultad preparaba para todos los alumnos, a parte de los dos intercambio...