Bullying (3)

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Se levantó, tomó la bandeja, después de tirar todo el contenido y dejar la bandeja en la parte de arriba regresó con él y tomó su mochila, era como una especie de bolsa colgada deportiva de color fluorescente verde, ahí llevaba el móvil, el dinero, el monedero, una botella de agua y alguna cosa más.

- ¿A dónde vamos?

- Cualquier lado me sirve.

- ¿Tus padres no están en casa, verdad?- asintió con la cabeza.- ¿Vamos a tu casa a jugar a la play? ¿O te vienes a mi casa?

Acabaron yendo a casa del pelinegro con el flequillo teñido de un rubio platino, le quedaba raro, pero debía admitirse que le quedaba bastante sensual. No en las intenciones sexuales, sino en el contexto de la belleza, a él le quedaba bien. Lo único malo tal vez era que se gastaba bastante en la decoloración y en el tinte rubio. Bueno, sus dos padres trabajaban bastante, seguramente lo ganaban para que él pudiera tener sus caprichos.

Lo que le sabía mal era que sus padres lo tuvieran tan abandonado.

Acabaron jugando hasta el anochecer, cuando los padres del de cabello largo le enviaron una serie de llamadas y mensajes exigiendo saber dónde estaba, que se le había pasado la hora y que ya tendría que estar en casa. Se disculpó mencionando que estaba en casa de Paul y que regresaba inmediatamente. Que no se preocupasen.

Problemas de la vida adolescente.

Que tus padres te pongan restricciones de movilidad y un horario totalmente rígido que no podía saltarse. Aunque estuviera justificado.

Le iban a echar una bronca terrible, ya estaba temblando por la bronca, solo llegaría a casa como mucho diez minutos pasados de la hora a la que estaba obligado a llegar (las nueve) porque tenían que cenar viendo la televisión y tenían estar en familia aunque no hablasen. Porque él no hablaba, obviamente.

No tenía nada que contar.

Incluso aunque tuviera algo que contar no lo haría, porque sus padres no eran precisamente de mente abierta, así que prefería callarse las inseguridades que pudiera tener y ya las diría cuando hiciera las cosas.

Septiembre

Las clases habían vuelto a empezar. Un nuevo curso estaba a la vuelta de la esquina, en aquel día había hecho la presentación del curso, habían conocido a los compañeros nuevos, ya sean los de su curso o los de otros cursos, en definitiva: gente nueva, y, tal vez se inicien nuevos amoríos o como se llame, a parte de los que ya había.

No tenía ningún tipo de interés en amores.

De hecho, su único amor eterno para toda su vida era su Playstation 1 y su Game boy, junto con sus queridos juegos llenos de bugs como el Pokémon Júpiter, Saturno, además de Donkey Kong y sus juegos de Super Mario, adoraba demasiado esos juegos; y como no podía contraer matrimonio con un aparato electrónico inanimado que sirve solo para el entretenimiento humano, tendría que vivir en un plano temporal estable y real, no en sus fantasías mentales absurdas.

- ¡Paul!- levantó la vista despertando de sus pensamientos tontos y observó a sus amigos, a su grupo de amigos.

Aleix, Luis, Jara, Bull y él.

Jara y Bull solían ir por libre, pero se reunían juntos para los videojuegos o para hacer bullying a la gente. Bull era un mote, significaba Bully, es decir, que decía libremente que le gustaba hacer bullying a los más débiles, era español, con familia de origen latino.

Jara, por ejemplo, también se le conocía por ese mote, nunca había querido explicar el significado y se negaba a que los maestros lo llamarán por su nombre verdadero. Los diccionarios no lo dejaba del todo claro, era un nombre de mujer y de origen árabe, pero a parte de eso no dejaba nada claro. En este caso, Jara tenía un origen incierto, pero estaba por tierras marruecas o tal vez por los alrededores, es decir, que era de etnia africana.

14.- Masculinidad (Gay/Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora