◌✰್ 𝐌𝐀𝐗𝐈𝐍𝐄.
❝Una ventaja de ser un perdedor, es que no tienes nada que perder❞
Maxine Baudelaire es una guerrera Lyoko desde el principio.
Así que, a pesar de que Max pasó una vida dura no tarda en ayudar al rarito de su clase, Jeremy Belpois...
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CUANDO MAXINE TERMINÓ DE DUCHARSE Y LUEGO CAMBIARSE EN SU CUARTO, salió al pasillo y no se encontró con Aelita; pensó que seguiría durmiendo. Lo que sí había en el pasillo era todo el jaleo que tenían las chicas, incluso se hizo fila para entrar al baño, pero como Max era de las primeras en levantarse nunca le tocaba pasar por eso.
Así que mientras estaba en su cuarto haciendo la cama, Jeremy la llamó.
—¿Te acuerdas que dije que iba investigar la Ermita, aquella casa donde Aelita tuvo visiones? —le preguntó sin saludar.
—Sí, ¿y has descubierto algo importante?
—Pues me encontré con una página de acceso restringido y tardé toda la noche en entrar... pero valió la pena, había una escritura firmada por un tal Franz Hopper, al parecer es el dueño.
Max se detuvo por un momento, teniendo una especie de deja vu; ese nombre se le hacía muy reconocido por algo, pero no sabía de qué o dónde lo escuchó.
—Max, ¿sigues ahí?
—Sí, es que estaba buscando algo —mintió.
—Bueno, ¿y adivina qué? ¡También descubrí que Franz Hopper fue profesor de ciencias aquí, en la Academia Kadic!
Tal vez el nombre le sonaba de eso...
—¿Cuándo?
—Eso no lo sé, ¿pero no te parece un poco raro?
—No —respondió Max atando cabos—. Es decir, la Ermita queda muy cerca de aquí, lo cual no es raro que se mudara allí si encontró trabajo aquí, y encima tenía algo que ver con el súper ordenador por el pasadizo que descubrió Aelita... las tres cosas están en un radio de menos de un kilómetro, así que lo más seguro es que mientras trabajaba aquí también lo hiciera en la fábrica.
—Sí... la verdad yo también creo que todo está conectado, pero tengo que investigar más. ¡Nos vemos en el desayuno!
Maxine se guardó el móvil y salió de la habitación, cerrando la puerta. Fue directamente al cuarto de Aelita y cuando la abrió vio que no estaba, pero pareció que acabara de salir puesto que su ropa la tenía preparada encima de la cama para venir a cambiarse, así que cerró la puerta y se dirigió al baño de las chicas. La fila de chicas para ir al baño seguía ahí y no estaba Aelita.
