XIII

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Había un campo solido, lejos de la vista de las personas, en donde la hierba fresca sobrepasaba el limité y tenía un par de columpios y juegos abandonados.

Team lo encontró unos minutos después de vagar en la ciudad, estaba abandonado al fondo de un par de fábricas y el cesped no estaba a un nivel normal, pero para él eso era perfecto.

Se sentó en la mitad del esponjoso pero áspero pasto, cerró sus ojos y respiró el aire fresco del lugar, dejo que sus oidos escucharan a la naturaleza y presenciarán el lugar.

Solía ir de picnic cuando era pequeño, le gustaba correr tras las mariposas y mirar las bellas y coloridas flores. Solía tumbarse en la hierba y mirar hacía las nubes y tratar de encontrarles formas.

A veces vería a un perro corriendo en el cielo o a una jirafa comiendose una nube, otras veces vería un elefante jugando con los demás animales y a un granjero persiguiendolos.

Era relajante y pacifico, le ayudaba a distraerse de todos los problemas que le rodeaban, viendo al cielo podía olvidarse de su vida y sumergirse en una historia llena de aventuras y fantasia.

A veces se preguntaba el como otros podían vivir su vida tan fácilmente, para él, eso parecía tan imposible como un elefante en el cielo.

Siempre tendría problemas, siempre habría alguien a quien cuidar, alguien a quien anhelar, alguien a quien huir y alguién a quien extrañar. Pero nunca podía sentarse y simplemente ser felíz por el hecho de estar vivo.

Se preguntaba si otros podrían hacerlo, si otros podrían simplemente ser felices y no pensar tanto en todo lo que los rodea, esperaba que sí, le gustaba la gente felíz, le gustaba escucharlos reír y verlos sonreír hasta que les dolían las mejillas y se cansarán.

Le gustaba cuando otras personas podían ser felices, esa era su paz, no había peleas, no había dramas, sin tristezas, tan solo paz.

Podía ser un deseo egoísta, pero desde hace tiempo ya no le importa serlo.

A veces la nostalgia le golpeaba fuerte y recordaba cada detalle de su infancia, los sonidos de la tele en la tarde, los murmullos de sus hermanos, el olor a tabaco, el calor del verano, el sabor de la cena de mamá. Todo consistía en una sola puesta en escena, una puesta algo solitaria, pero relajante y calida.

Le gustaría poder volver a esos días y apreciarlos un poco más de cerca, jugar un rato más con aquel carro rojo que dejo abandonado debajo del sillón, comer aquel dulce que su mamá le prometió dar después del almuerzo, hablar con aquel niño que le ayudo con la tarea, simplemente volver a vivir.

Pero el pasado es pasado y ahora solo quedan nubes oscuras, tan oscuras que opacan al cielo azul y brillante y lo distraen del bello y calido sol.

Abrió lentamente los ojos encontrandose con el azulejo del cielo, se había recostado inconscientemente en el pasto y antes de levantarse nuevamente, vio una mariposa azul volar en circulos alrederor de él.

No puedes olvidar tú pasado, pero tampoco puedes seguir tú futuro y todo era y se volvió tan complicado...

Tener que huir de tus recuerdos, del olor a cigarro impregnado en tu vida, del color de la sangre adherido a tus manos, eso era su propio final a su cuento de hadas.

Ah...extrañaba tanto a su madre ¿Cuando podría volver a casa?

El viento empezo a soplar fuertemente y el sol, que antes alumbraba por detras, ahora se veía opacado por grandes nubes grises.

"Huele a lluvia...", pensó mientras observaba como las nubes se acumulaban en aquel cielo azulejo que hace un instante estaba intacto.

Decidió regresar a casa, ya no había lugar para él en esa escena.

.....

¿Te has llegado a sentir distante de todo el mundo? Como si en algún punto de tu vida todo se resumiera a respirar y vivir sin formar ningún sentimiento.

A veces lo hacía, se aferraba a cualquier cosa para evitar tener que enfrentar esos sentimientos de soledad y distancia, pero el mundo no le ayudaba y constantemente le recordaba de ello. Le daba miedo y aunque en secreto lo aceptaba, no podía evitar pensar que no estaba viviendo una buena vida.

Su madre siempre le decía que debía vivir una buena vida, pero no sabía ni siquiera como vivir su vida desde un principio, tenía miedo de decepcionarla, así que simulo que tenía todo bajo control.

Pero no lo tenía y cada vez más se desbordaba en sus sentimientos.

Si pudiera comparar su mente con algo, sería con las nubes, blancas y pacificas, pero en el fondo guardando cada pequeño detalle, hasta que finalmente se desborda en una tormenta.

Su mente era un lío, al cual prefería ignorar y dejar que todo se acumule, incluso si eso después despierta una tormenta.

Llegando a su habitación, saco algunas frituras de su alacena y se recostó en su cama mirando hacía el techo, abrió la bolsa de lays que yacía en su estomago, cerró los ojos y tomo una papita de la bolsa, para después colocarla en su boca y masticarla lentamente.

La fritura sabía salada, pero también tenía cierta dulzura complementaria que lo hacía perfecto para su paladar.

Sus ojos también se encontraban con algo salado en sus retinas, algunas gotas de agua se habían acumulado en sus ojos y sus lágrimas luchaban por salir.

La realidad llegó hacía el como una apuñalada y de nuevo, se desbordó.

No podía huir del pasado.

Ni hoy, ni mañana, nunca...

Trató de distraerse, pero las lágrimas habían empezado a caer en su rostro y su pecho se había inflamado nuevamente.

No tenía a nadie a quien llamar, nadie a quien acudir, nuevamente se encontraba solo y eso le aterraba cada vez más.

De pronto volvió a extrañar a su madre y se preguntó si ella estaría felíz en ese momento, ya sea en cualquier parte en la que ahora se encuentre, le gustaría que ella fuera felíz, aunque sea solo una vez más en su vida, incluso si el no podía llegar a serlo.

CleptomaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora