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"Querido amor mío

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"Querido amor mío

Sólo recuerdo que eras un sentimiento, y que eras el sentimiento más dulce de todos. Recuerdo que ese sentimiento tenía unos ojos verdes, un color tan vivo que fácilmente contrastaba entre los tonos lúgubres de este lugar.

Recuerdo lo mucho que me gustaba verte, el mar de emociones que me hacía sentir esa mirada sobre mí. Pero no recuerdo nada más de ti, y eso me hace sentir tan vacía por dentro.

Siendo sincera, lo único que recuerdo está relacionado a ti. Supongo que antes de ti fui alguien, tenía una familia que me quería, amigos con los que divertirme; pero quizás no fueron tan significativos como tú lo fuiste para mí.

Me pregunto... si alguna vez dije que te amo, porque lo hago, eso es lo único claro que tiene mi corazón, mis ansias de volver a ver el portador de esa mirada que prevalece sobre en mi mente.

La única manera de escapar es entregarme al hombre de las mariposas negras ¿y no se hace todo por amor? Pronto te volveré a ver, mi adorado príncipe."

Su corazón latía frenético, su memoria cada vez se volvía más fresca. A penas y podía creerlo, pero el bosque que ahora estaba pisando era el mismo del reino de la bruja; sólo que con árboles tupidos de ojos verdes y ardillas corriendo entre las ramas, las aves se escuchaban con fuerza a punto de ir a dormir. La noche no tardaba en llegar.

Se acercó más al castillo. Un lago lo rodeaba.

Quizás en el reino de la bruja también existió ese lago, sin embargo allá no estaba. Los sapos croaban cerca y alguna que otra libélula se acercaba a su superficie. Nunca creyó ver ese lugar tan vivo.

—Adrien, llegaste.— esbozó con cínica alegría Luka llegando a encontrarse con él. El rubio volteó, aquel venía acompañado con Penny que venía bien atada al brazo del de cabellos azules y con un gesto tranquilo.

Penny hace todo esto por diversión. Pero, Penny no tenía ese aroma que tenía Ryukko, ese aroma que también tenían las bestias.

¿Cómo alguien que no le importa destruir al mundo no puede apestar igual que una bestia?

—¿Ya reconociste el lugar?— le preguntó Penny.

Adrien regresó a ver el castillo. El castillo era lo único que se veía exactamente igual que en el reino de la bruja. Lucía abandonado, la imagen triste de lo que pareció ser un rey próspero con una familia alegre, un cuento de hadas que terminó con una orquesta fúnebre bañada en sangre; oír el suave tintineo de una caja musical en un cuarto oscuro.

—¿El castillo tiene dueño?— no pudo evitar preguntarse. Quizás alguien sobrevivió a la destrucción de ese reino, del que supuso había sido su reino; tal vez quedó herencia, familia a la cual pudiera presentarle a Marinette después de liberarla.

Sibila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora