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"Querido Chat Noir:

Busco respuestas donde no las hallo. Sigo sintiendo esa mirada sobre mí que después se aleja. Es una bestia, estoy segura que lo es, pero ¿por qué se siente tan distinta a todas las demás? ¿Por qué se siente como tú? ¿Es acaso una de esas bestias que no fueron creadas por las brujas, o es alguna parte de ti que dejaste aquí?

¿Hay alguien en tu historia que olvide? ¿Un ser atascado en este mundo con un poco de conciencia aún? Espero aún hallar respuestas en el viejo castillo, antes de que la bruja y sus bestias me encuentren para torturarme una vez más.

Quizás esa bestia podría ser mi único amigo aquí."

Ese chico era extraño. Lo veía retozar en su sillón con tranquilidad, dormía muy profundo. Todo en él se sentía diferente, no lo podía considerar ingenuo ya que tenía una mirada filosa y sus comentarios no tenían filtro, pero alguna que otra vez sentía que él era demasiado puro para este mundo, que no lo comprendía del todo.

—Despertaste.— enunció Adrien levantándose por fin, Ryukko desvió su mirada y asintió.

—Llevo rato.— respondió con facilidad y se dirigió hacia donde él cruzada de brazos.— ¿Por qué tu amigo se reunió con Penny?— Adrien alzó una ceja extrañado por la pregunta, apretó los labios ¿Por qué él abría de saberlo? Ni siquiera lo conocía a él aún, mucho menos quién era Penny ni sus razones para verse con ella; pero quizás si se lo decía Ryukko lo tomaría por loco y se negaría a ayudarlo.

—¿Significa algo que Luka haya buscado a Penny?— la fémina apretó los labios dudosa y después suspiró.

—No lo sé, en realidad. Penny es una supuesta bruja muy conocida aquí en Paris.— la palabra hizo eco en su cabeza.— No es que yo crea en esas cosas, pero puede que sí Luka buscó a Penny sea por algo relacionado con eso.— Adrien se quedó analizando los gestos de la chica, no lo decía como si fuese algo prohibido, o con morbo; Marinette tenía razón, las brujas ya no eran tan relevantes como antes.— Por dios, deja de verme tanto.

—Lo siento.— agachó la mirada. El corazón de Ryukko se removió ¿en serio lo lamentaba? ¿La había dejado de ver con sólo pedírselo? Ahora mismo tenía un fuerte impulso de decirle que la siguiera viendo, pero sabía que sonaría ridículo.

—Olvídalo.— exclamó haciendo un ademán.— Arréglate o algo, llamé a Penny en la madrugada, viene para acá, no tarda en llegar.— el chico asintió y se dirigió al baño, antes de cerrar la puerta se detuvo.

—Gracias.— enunció con suavidad. Ryukko dibujó una pequeña sonrisa y lo dejó irse.

Se aventó sobre su cama y tiró un largo suspiro viendo hacia el techo ¿Que le estaba pasando?

La mujer era de piel oscura y un extraño color de cabello. Tenía un tatuaje peculiar que se asomaba por su cuello que le sonaba, más no lograba reconocerlo por completo. Tenía varios aretes y alguno que otro piercing incrustado alrededor de sus ojos. Fuera de ahí no había otra cosa que la hiciera parecer relevante entre tantos otros humanos.

—¿Así que eres el nuevo tortolito de Ryukko?— cuestionó sentada frente a él con basta tranquilidad. Regresó a ver a Ryukko sin entender muy bien qué significaba la palabra "tortolito", pero con la expresión que hizo no le fue fácil descifrarla.

—No soy nada de Ryukko.— era de lo único que estaba seguido.— Sólo me está ayudando.— Penny regresó su mirada pícara hacia la mencionada, quien sólo desviaba su mirada molesta hacia otra parte molesta. Rió, sí que se había conseguido un chico complicado esta vez. Regresó su mirada.

—Me dicen que estas buscando a Luka; pero cuando le he dicho a él de ti dijo que realmente no tenía ganas de verte.— Adrien frunció el ceño confundido ¿Cómo era posible que no quisiera verlo cuando ni siquiera se conocían? ¿Acaso Luka sabía de él?

La mujer al observar la expresión del rubio tomó su mano sin su permiso y en la palma con una navaja bañada en agua bendita dibujó una cruz. La sangre empezó a brotar de la mano del chico, toda su mano se sentía adormecida. Sacó un viejo escrito de su bolso y lo pegó a su mano. Ahora sentía todo su brazo adormecido.

—¡¿Qué haces?!— reclamó al ver su mano herida. Penny no se detuvo.

—Ryukko, apaga las luces, cierra la cortina, si él te hace una pregunta en los siguientes instantes, no se la respondas.

—Penny ¿pero qué...?

—¡Ahora!— ordenó con fuerza. La chica sin entender muy bien lo que pasaba asintió y empezó a hacer lo que decía. Penny sacó una vela negra y un espejo. Adrien miraba la escena aún completamente confundido. Se sentía inmóvil, maldición.— Cuando diga "Adrien" vas a hacer lo que sea por volver ¿De acuerdo?

¿Qué carajos le estaba diciendo?

—Gloria Patri, et Filio...— sentía sus oídos arder, demasiado ¿Es que acaso le estaban sangrando?—, et Spiritui Sancto...— sentía como si todo el aire que estaba respirando fuera suprimido de él.

—¡Para, por favor!— suplicó en un grito ahogado.

—Sicut erat in principio, et nunc, et semper...— se sentía desfallecer, no sabía cuanto más soportaría. Sentía su vista nublarse, sus párpados pesar.

—Detente.— rogó con voz temblorosa en su último aliento. Por cada parpadeo que daba podía verla a ella, su azabache, recorriendo el bosque con soledad; siendo tan ajena a todo lo lúgubre de ese bosque como siempre fue ¿Por qué lo dejó en este mundo? ¿Qué era lo que la obligó a hacer eso?

—et in sæcula sæculorum. Amen.

No supo que fue de su cuerpo en ese instante, sólo supo que lo que estaba ahí no era él.

Sibila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora