7

368 79 80
                                    

"Querido amor:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Querido amor:

Quiero iniciar esta carta pidiendo disculpas por no poder recordar tu nombre ¿Sabes? Escribía con la intención de no olvidar ningún detalle de ti, pero las cartas parecen desaparecer al día siguiente; es como si este lugar buscara que te olvide.

Aún así en mi cabeza está bien grabado tu rostro y esa linda sonrisa que tenías, así como de vez en cuando evoco la sensación que provocabas en mí cada vez que te acercabas.

En mi cabeza hay mucho ruido, cada día escucho menos mis propios pensamientos. Él me dice 'si acabamos con este mundo, podremos salir al plano mortal'; y lo pienso, porque es la única forma de volver a verte, entregar mi cuerpo al rey destronado.

Mi temor es no poder volver a controlar mi cuerpo una vez habiendo regresado al plano mortal, pero ¿Sabes? Han pasado años, y el olvidarte cada vez me enloquece más. Quiero verte a toda costa, pero quiero que seas feliz también.

Quiero llorar en tus brazos."

Ryukko estaba acostada en sus brazos después de un par de horas de llanto.

Esto no era fácil para ella. Empezaba a entender que, ese mundo, a pesar de estar lleno de personas la mayoría en realidad eran sumamente solitarias, vagaban en su propia realidad, incapaces de conectar con nadie más. Es como si cada quien hubiese construido su propio reino y viviera con sus propias bestias.

Y Ryukko era así.

—No puedo corresponder tus sentimientos, Ryukko, pero me importas, mucho, demasiado.— enunció con voz suave mientras acariciaba su cabello. Hacia unos minutos ella le había confesado sus sentimientos.— Y no quiero que nada te pase.

Ella alzó la mirada hacia él, una mirada que el chico no fue capaz de comprender. A pesar de ello la mirada le resultó tan familiar, como a los de Marinette aquel día que despertó por primera vez con sus alas, donde él terror parecía consumirla.

¿Su mirada canela? ¿Gris? ¿Azul? ¿No era de ojos oscuros?

No puede ser ¿En que momento empezó a olvidar el color de ojos de Marinette? ¿Cómo había olvidado un detalle así? Intentaba evocarlo con todas sus fuerzas, pero cada vez que lo hacía la imagen de su rostro se volvía menos nítida.

—Adrien, mírame.— escuchó exclamar a la fémina sacándolo de sus pensamientos.

Lo agarró distraído.

Sin saber en qué preciso instante se dio, ella besaba sus labios y él no negaba su acceso a ellos.

Se sentía bien, como una especie de oasis en el Sahara: un sitio para descansar, pero no para vivir.

Al final este sentimiento de ser humano otra vez lo estaba matando. Estaba sobrecargado de emociones, y se sentía tal y como había mencionado antes: completamente solo. Los labios de Ryukko eran exquisitos, ella era una chica exquisita.

Sibila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora