Mi niño !! Mi todo!!

16 2 0
                                    

Cuando terminé de hablar miré a Carmen tenía los ojos rojos y las lágrimas recorrían su rostro igual que las mías.
-¿Sabes? - habló, por fin. La miré fijamente sin pronunciar una palabra con miedo a que recrimine mis acciones.
Eres una excelente mamá- dijo acercándose y rodeándome con sus brazos, yo le copié. Luego de ese momento nos separamos y ella prometió no decir nunca nada.
-Mami- esa voz me hizo girar de repente.
-Mi pequeño ¿cómo te fue?- pregunté observando si se encontraba bien.
-Bien mami jugué con Cindy, me enseño su cachorro, conocí a Robert y a la señorita Mili, y el señor Christian, perdón- susurró mirándolo a los ojos y continuó con su
relato- Christian me compró esto. Sonaba feliz mientras me mostraba un nuevo auto de juguete.
-Pero ¡qué lindo! - acaricié el juguete.
Cuando eleve la vista, mi mirada se congeló con la de Christian. No despegaba la mirada y pude notar como sus músculos se tensaban y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Parpadeé varias veces y quité mis ojos de aquella dirección, froté mi brazo para quitar esa sensación.- Sam ya es hora de marcharnos- ordené.
-De acuerdo, mami- respondió con una mueca. Solo me despedí de Carmen y Sam de ambos, evité despedirme de Christian y
nos marchamos. Al llegar a casa Lucas estaba allí, ya que hace unos días hablamos por teléfono y accedí a darle mi nueva dirección.
-Hola Rosie- saludó poniéndose de pie.
-Lucas, hola no sabía que estabas aquí. Lamenté mi comentario desagradable.
-Sí, era una sorpresa- te estábamos esperando con Margarita. Habló mirando de reojo a Margarita, ella solo sonrió.
-Mirá Lucas. Sam le enseñaba su nuevo autito, pero en cambio este solo acaricio la cabeza del niño en modo de saludo
-No Sam ahora no- respondió de mala gana Lucas y el pequeño se marchó.
-Ya regreso. Me excusé. De mala gana, el asintió y se sentó nuevamente .
-Amor ¿estás bien? - pregunté una vez, que ya estaba en la habitación con Sam. Observé esos ojos brillosos.
-Sí, mami. No me miró a los ojos estaba enfocado en su auto. Me marché de nuevo a la sala. Luego de una hora, Lucas se marchó. Agradecí que se fuera... algo en él estaba extraño. Ya habíamos comido. La tarde pasó rápido, mientras Sam me relataba su visita a la casa de la señorita Milagros con Christian. Nos acostamos a
descansar. Al día siguiente luego del colegio hicimos un picnic con Sam en el parque. Margarita se encontraba en la casa de su novio.
Cuando regresé al trabajo todo marchaba bien al menos no estaba Tania. La señora Carmen no se encontraba y Christian desayunaba en la cocina. Fui a limpiar un poco allí.
-¿Cómo esta Thor?- su voz me sobresaltó.
-¿Quién? -pregunté ya que no podía imaginar que el viera películas de dibujitos de autos como Sam.
-Thor, la mascota de Sam- dijo nuevamente con una de sus cejas levantada
-No- sonreí- Thor es el nombre del cachorro que Sam pidió que le comprara.
-Entonces aquel dibujo de Thor fue imaginación- sus ojos se mostraban pensativos
-Si, giré para continuar limpiando. Me acerqué para levantar los restos de su desayuno. Él justo movió su mano y sin querer tiro café en toda mi ropa. Mi remera
roja se tiñó con una enorme mancha oscura... el delantal que usaba para limpiar también.
-Lo siento- repitió muchas veces, aunque yo no podía responder, pero agradecía que estuviera frío y que no haya caído sobre mi pantalón- ¿Estás bien?- su voz me
sacó de mis pensamientos
-Si pudo haber sido peor- aseguré con una sonrisa, pero sentía el café en toda mi remera.
-Ven- ordenó de repente. Lo seguí sin decir una palabra y nos introdujimos en su habitación.
- Sácate eso- hizo una mueca y señaló mi
remera.
No me moví, ni intenté sacármela. Abrió un pequeño armario y sacó una remera negra.
- Toma- extendió sus manos con la remera, mirándome fijamente.
-No es necesario- contesté sin pensarlo ya que sus ojos me desviaban de todo.
-Tómala- ordenó con un tono más firme, como un tono posesivo y colocó la remera en mis manos. Sentí como una caricia aquel contacto, tomé la remera y me marché al baño, mojé mi rostro para poder regresar de aquel momento. Su remera tenía un olor peculiar un aroma muy masculino delicado suave y fino. Coloqué la remera de forma que no se notará que me iba grande, guarde la mía en el bolso. Salí del baño y continué recogiendo las
sobras de su desayuno. Ya faltaba poco para retirarme cuando tocaron el timbre.
-A un lado. Fue el saludo que me dedicó y maldecí su llegada, pero hice caso me hice a un lado y ella pasó. Dio unos pasos cuando de repente regreso, se paró al frente mío y miró de pie a cabeza. "Que no lo note, que no lo note" susurre millones de veces a mis adentros.
-Y ¿esa remera? - hizo una mueca de disgusto. Oh maldita sea ella lo había notado.
-Señorita Tania- trataba de responder.
-Tania- llamó la voz de Christian. Odié el momento, pero agradecí que llegara para llevársela. Era una bruja. Ella lo besó y se
fueron a su habitación. En mi mente vagaron las palabras de Christian. Tania no es mi novia, por qué la negaría. Igual ese no era asunto mío. Mi trabajo acabó. A la noche Sam quedó con Margarita, y yo me fui a cenar con Lucas. Fue una velada tranquila, cuando regresé, Sam descansaba, me acosté a su lado, pero no podía dormir, sus ojos, su mirada, sus palabras, viajaban en mi mente, el perfume de su remera aún quedaba en mi nariz.
El sábado cuando fui a trabajar, Sam fue conmigo, se notaba que Christian amaba a los niños. La señora Carmen no se encontraba allí.
-Mami vamos- grito Sam
-A dónde cariño? - pregunté exaltada.
-Christian nos quiere llevar al cine, vamos.
Estaba muy emocionado.
-No, cariño ahora no, tú sabes que no puedo mami está trabajando luego te llevaré - le expliqué.
-Vamos- dijo Christian desde la puerta de la habitación donde nos encontrábamos con Sam.
-Disculpe señor pasa. No pude terminar de hablar hizo que soltara la aspiradora, la apagó.
-Yo no acepto un no- se sintió como una regañada.
-Y... mami vamos- insistió nuevamente Sam -De acuerdo, pero debo ir a casa por más dinero- dije avergonzada ya que no contaba con tal dinero, pero tal vez podría pedirle a
Margarita.
-No es necesario, vamos. Antes de poder hablar Christian extendió su mano con mi chaqueta. La mañana estaba algo fresca, acepté y me la puse. Salimos del departamento, un auto negro se asomó a la puerta principal, un joven se bajó, y le entregó las llaves. Christian me abrió la puerta y subí evitando mirar sus ojos.
-Ven Sam- el pequeño lo obedeció. Él abrió la puerta de atrás,y Sam subió. Christian con cuidado le colocó el cinturón, el pequeño no dejaba de observar el auto. Así
nos marchamos. Luego de un momento el viaje acabó.
-Listo- dijo Christian. Volteé para abrir la puerta cuando lo escuché hablar nuevamente.
- Espera.
No sabía que estaba haciendo mal así que me detuve. Él salió del auto giro hacía mi lado y abrió mi puerta.
- Ahora sí- suspiró y extendió su mano para que yo pudiera tomarla y salir del auto. Lo miré, él me dedicó una sonrisa. Se la devolví, aunque estaba nerviosa e insegura
del viaje. Tomé su mano. El contacto se deslizó hasta ser nulo. Abrió la puerta de Sam y lo tomó con cuidado en sus brazos. Era fascinante verlos sonreír juntos. Caminamos.
Él sacó las entradas del cine.
-Toma- extendí el poco dinero que llevaba. Él no respondió ni hizo el atrevimiento de tomarlo. Solo me miró de mala gana y avanzó. No me quise quedar atrás así que
lo seguí. Nos sentamos en la fila del medio. Yo estaba en el medio, hacía mi derecha estaba Christian y mi izquierda Sam.
Sam miraba atento la pantalla gigante con una gran caja que contenía palomitas y un vaso de jugo en la otra.
En cambio Christian y yo compartimos una más grande y cada uno tenía su jugo. No dirigimos palabra alguna con Christian.
Por un momento me perdí en la película de dibujito y decidí tomar palomitas, pero mi mano chocó con la de Christian. Mi corazón se aceleró, y cuando quise quitarla, él entrelazó sus dedos con los míos. Evité mirarlo, pero por alguna razón que no sabía, no quité mi mano de allí.
Sacó nuestras manos de la palomita y colocó nuestras manos en el antebrazo del asiento.
-Mami, mira- hizo que quitara mi mano de la de Christian
-Si cariño es un auto muy grande- respondí girando hacía él. Estaba nerviosa. Miré de reojo a Christian y lo vi sonreír. La película terminó y Christian insistió en ir a comer. Sam que lo apoyaba y yo que decía no. Nadie me escuchaba, por un momento creí ser transparente. Cuando me di cuenta ya estábamos en un bar.
-Toma- dije extendiendo nuevamente el dinero y como respuesta el solo me ignoró. Ya habían pasado mis horas de trabajo, empezamos a comer.
-Y dime ¿qué hacen habitualmente con Sam?. Preguntó cuando Sam se fue a un inflable que se encontraba allí.
-Vemos películas de autos, esas que son las favoritas de Sam.
_Es un excelente niño te felicito. Su sonrisa era extraordinaria

Siempre juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora