Capítulo 14: El ardor del hielo

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El reino de las Siete Estrellas siempre ha contado con dos niveles subterráneos que serían usados en caso de emergencia. El segundo nivel era aquel en donde se encontraban las mujeres y niños, en refugios repletos de provisiones que mantendrían a los pobladores a salvo por días completos.

Y el primer nivel se conformaba de innumerables túneles conectados que serviría como vías de escape en caso de una invasión. Aquí era donde se encontraba Eliaf, buscando algún camino que lo llevara al castillo o a algún lugar en donde se encontraran sus camaradas desaparecidos.

Por encima de los túneles estaba el león de Judá peleando ferozmente contra Glacies Baal. Eliaf caminaba tomando sus precauciones, no fuera a ser que alguno de los dos seres impactara contra el suelo y lo aplastaran.

Eliaf discernió por un momento, y detuvo sus pasos. Es entonces cuando el túnel colapsó en frente de él. Ante sus ojos se encontraba Baal sosteniendo al león contra el suelo con intención de asfixiarlo. El león se movía desesperadamente tratando de cortar sus brazos con sus garras y su mandíbula. Pero finalmente, el león se levantó sobre sus patas traseras y arrojó a Baal fuera de aquel escenario.

 Pero finalmente, el león se levantó sobre sus patas traseras y arrojó a Baal fuera de aquel escenario

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Una vez que el camino se despejó, Eliaf siguió caminando, y levantó su bastón para iluminar el túnel. Rápidamente recordó la conexión especial que había entre los bastones de los Ancianos, que les permitía mandar mensajes en código morse en base de leves pulsos de luz. Se lo que piensas, lector, "el código morse no fue inventado sino hasta 1837". Pues ya sabrás que el nivel de inteligencia y sabiduría de los ancianos era tan alta que pudieron desarrollar semejante estrategia mucho antes de la invención de las tecnologías de comunicación.

Eliaf entonces decidió dar un mensaje "Yoav, dime que estás bien, y que a nuestros amigos encontraste"

Eliaf nuevamente se detuvo, pero ésta vez fue porque vio una luz asomándose en el techo del túnel. El vio que la pelea había dejado un agujero tan grande que permitiría que Glacies Baal se asomara para atraparlo. Ahí fue cuando escuchó un gran rugido a través del aire, el León había caído contra una casa, y Baal se había levantado para seguir peleando.

La luz del bastón de Eliaf comenzó a pulsar, lo cual significaba que Yoav había respondido su mensaje. "No dejes de repetir el mensaje, mi amigo" Se decía Eliaf a sí mismo mientras seguía caminando con cautela.

Pero entonces escuchó un crujido desde el exterior, proveniente de los cimientos de la superficie. Y de repente, el brazo de Baal cruzó aquel agujero, y su cabeza se asomó para descubrirlo. Sin embargo, Eliaf se había cubierto con su propio manto y desapareció de la vista de aquel gigante confundiéndose con la oscuridad del túnel. Glacies olfateó con mucho esfuerzo en el lugar, pues sabía que ahí se encontraba su enemigo. Sin previo aviso, el león se lanzó contra el demonio e incrustó sus garras en los huesos que sobresalían de su espalda y procedió a arrancarlas. Glacies Baal gritaba de dolor, y saltó hacia atrás para caer sobre el felino y librarse de su ataque. Eliaf apresuró sus pasos y procedió a ver el mensaje que Yoav le había mandado.

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