Capítulo 17: El fin de la noche

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Una promesa se había cumplido. Dan les había dicho a sus dos hijas que volverían a casa a salvo, porque él las había bendecido. Lo más triste de todo, es que en esa promesa, en esa declaración, jamás había mencionado que él seguiría vivo para su regreso.

Adara y Jessica abrazaron fuertemente a su querida amiga, como si todo el dolor fuera a disiparse con aquel contacto. Sailent se acercó a Valery, y con las señas de sus manos le dijo:

-Lo lamento. Todo esto fue mi culpa.

Valery podía entenderle mientras estuviera en contacto con su bastón y se enterneció ante las humildes palabras de Sailent. Limpió su propia nariz y le respondió:

-Está bien, Sailent. Esto fue un acto de guerra, era inevitable, no fue tu culpa en realidad.

-Si lo fue... Tú no lo sabías, pero algunos consejeros del rey me llamaron para protegerte. Ese fue mi deber todo éste tiempo, pero te fallé, porque olvidé proteger a los que más te importan.

De alguna forma, Valery sospechaba un poco al respecto, pero aun así la noticia fue una gran sorpresa para ella. Eliaf vio el escenario desde una larga distancia, y asumiendo lo peor, corrió hasta la presencia de Valery, y la abrazó con gran ternura.

Pequeña, pequeña, pequeña – Decía Eliaf entre lágrimas – No llores más, hijita, aquí estoy.

¿Es cierto? – Preguntó Valery con un nudo en la garganta.

¿A qué te refieres? – Respondió Eliaf.

-Sobre Sailent, el Rondador sin voz ¿Ustedes lo llamaron para protegerme?

Eliaf volteó para reconocer al joven del que estaban hablando, y al reconocerlo, se quedó sin palabras, como si se tratara de un secreto que no debía descubrir de ésta manera, y dijo:

-Oh sí, es verdad. Tu padre creía que un día podrías estar vulnerable ante los peligros del bosque, por eso yo y algunos de mis compañeros decidimos buscar al candidato perfecto para poder defenderte cuando no estuvieras cerca del reino. Creímos que fue una buena y sensata decisión.

Gracias – Respondió Valery conmovida – Y gracias a ti, Sailent, por cuidar de mí. Gracias por haber escuchado a mi padre.

Una ardilla te entregó un regalo ¿No es así? - Preguntó Sailent entre señas.

Me entregó una bellota - Respondió Valery - Pero ¿Tú cómo sabes eso?

-La bellota venía de parte mía. No parecía un gran regalo, pero no te lo he dado por su tamaño de ahora, sino por el hecho de que una vez sembrado en tu jardín o donde sea que decidieras sembrarlo un día verás a un enorme y bello árbol que te recordará el fruto de tus acciones.

Una vez escuchado esto, Valery sacó la bellota de su bolsillo. A pesar de todo el ajetreo, parecía estar intacta.

Crecer duele – Continuó Sailent – Pero vale la pena, pues después de resistir el dolor serás más fuerte.

Entonces Valery le agradeció a Sailent con un abrazo.

Voy a sembrarlo en un lugar especial – Le dijo, y después abrazó a Eliaf agradeciéndole por todo lo que había hecho.

Ella se acercó al cuerpo de su padre, susurró "Te amo, y lo sabes muy bien en donde te encuentras", y se despidió dándole un beso en la frente. Se puso sobre sus dos pies, y tomó la mano de Eliaf.

Soldados septrelianos llegaron montando caballos que llevaban carros consigo. En esos carros llevaban los cuerpos de los caídos en la batalla.

Es demasiado pronto – Dijo Valery esforzándose por no llorar.

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