Capítulo XIV. Trío imperfecto

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Hoy
Reino de DunBroch
Trío imperfecto

Las ansias del castaño para que la semana pasará, aumentaban cada día.

Después de su encuentro con la pelirroja hace una semana, sabía que en sus tiempos libres siempre practicaba una vez a la semana ese mismo día en el mismo lugar. Y era obvio que él iría a tener un "encuentro casual" con ella.

Mientras caminaba por el bosque, miles de ideas surgían en su cabeza para poder platicar solamente con ella. Solos. Claro que no podría mencionar nada sobre sus sentimientos, pero podría enamorarla otra vez ¿qué tan difícil podría ser? Solo ellos dos, solos, en el bosque, como en los viejos tiempos.

Pero, mientras caminaba, escuchaba risas y comentarios por parte de la pelirroja que interrumpía sus pensamientos. Apresuraba más el paso para poder encontrarse con ella una vez más. Pero, no contaba con una cosa.

-¡Eres un tonto! -se quejó la pelirroja entre risas mientras daba un pequeño golpe a su compañero.

-¿Así? Te enseñaré quien es el tonto. -gruñó entre risas el rubio para cargar a su comprometida mientras se divertían.

Thomas había vuelto y la sonrisa del chico se había ido.

¿Cuatro? ¿Cinco? No recordaba hace cuántas semanas había visto por última vez al rubio. Pero de alguna manera, no le agradaba la idea de verlo nuevamente por el reino.

La prescensia del castaño interrumpió a ambos chicos que se encontraban entre carcajadas, ambos les sonrieron cortés mente para que el chico se los devolviera de igual forma. Ya era muy tarde para dar paso atrás y fingir nunca haber entrado al bosque.

-¡Hiccup! Que sorpresa encontrarte nuevamente en el bosque. -dijo sonriendo la pelirroja.

-Oh, solo caminaba por aquí para inspeccionar la flora y la fauna de estos lares. -mencionaba el chico, mientras caminaba tocando lo dicho mientras ocultaba su nerviosismo a los presentes.

-Es maravilloso escuchar eso. Si necesitas algún tipo de ayuda con eso, puedes pedirla a Thomas. Es un gran explorador, ha visitado distintos lugares del mundo. Podrían salir algún día para que pueda guiarte por el lugar.

-No quisiera molestarlo, puedo hacerlo solo. -dijo el chico negando con sus brazos mientras reía.

-No es molestia, somos hermanos. Con gusto puedo acompañarte en tus exploraciones de campo. Supongo que la flora de aquí no es la misma de dónde eres.

-Lo tomaré en cuenta, muchas gracias.

-¿Y por qué no nos acompañas? -preguntó el rubio mientras se acercaba a él y lo tomaba del hombro.

-¿Qué? ¡No! No podría. Ustedes dos se están divirtiendo, no quiero interrumpir. -se safo para señalar hacia atrás mientras sus pasos se dirigían a aquella dirección.

-No interrumpes nada, ven -lo tomó nuevamente de los hombros para arrastrarlo a dónde se encontraba-. Enséñame tu puntería hermano, me sorprendiste en los juegos. Pensé que los vikingos no eran muy fanáticos de los arcos.

-Tienes razón, no somos muy fanáticos que digamos. -dijo el castaño mientras soltaba una risa nerviosa y tomaba el arco.

Tomó nervioso una flecha del caraj para colocarla en el arco. Ignorando el espectáculo que hizo enfrente de DunBroch hace unas semanas, Hiccup nunca había enseñado su destreza con el arco. Con nadie que no fuera Merida.

Cuando sus manos soltaron el ligero cable conectado a la madera, su flecha se encontró clavada, junto a un lado de las demás, del blanco. Escuchó aclamos por parte del rubio y comentarios de la chica, nada malos.

Mericcup: Love In AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora