Prólogo

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Debilidad es una palabra que estaba enterrada lo mas dentro de su ser desde que tenía memoria.

Desde que era un infante tenia las características de un ser pequeño y débil, era un niño de tan solo 5 años y parecía un anciano enfermo. No por parecerse físicamente pero si químicamente.

El pequeño chico jugaba en su habitación en soledad, con un par de juguetes recién salidos de paquetes de esos que estaban promocionados en la televisión.

Su madre pensaba que era la única forma que podía encontrar para compadecer a su hijo. Excluyendolo de la sociedad y tratando de enseñarle en casa.

Para percatarse que cada vez que se prolongaba más el dichoso tiempo, su hijo adelgazaba más y sus fuerzas se disipaban como sus ganas de seguir hacia adelante.

El pequeño triste y seco peliverde perdía el color de sus ojos color esmeraldas y sus mejillas rosadas se tornaron pálidas, su madre desconsolado solo podía llorar a gritos desgarradores.

Sin mas tiempo tomo al pecoso en brazos y lo llevo al hospital mas cercano.

Aun en lagrimas gritaba para que alguien se apiadara de ella y su hijo, y lo atendiera lo mas pronto posible.
El clamor fue escuchado en pocos segundos y un doctor encorvado atendió al pequeño.

Momentos después el niño fue entubado con suero y vitaminas.

-Dígame doctor! -decía la peliverde aun en agonía. -¿¡M-mi hijo esta bien?!

-La condición de su hijo ya era terrible, pero ahora es mas grave por que sus defensas han disminuido considerablemente. -explicaba el doctor de forma tranquila.

-¡¿Enton...

-Su hijo tiene depresión, lo que provoca la disminución de sus defensas.

La madre miro atónita al doctor.

-¿Cómo dijo? -la mujer tomo su cabeza sin entender. -El no puede tener depresión el solo tiene cinco años.

-Los niños también sufren depresión, pueden sentirse tristes, defraudados, abandonados, con miedo. -suspiro. -Su hijo sufre, y presiento que lo sobreproteje por su condición, el niño necesita salir, explorar, conocer gente nueva, necesita correr, caerse y volver a levantarse.

-P-pero es peligroso, el es muy débil.

-Por esa razón necesita hacerse mas fuerte, sino al paso del tiempo si el sigue en la misma calidad de vida que tiene, lo lamentará.

-Entonces... ¿Qué me sugiere hacer doctor? -decía con un mar de lagrimas en sus ojos verdes.

-Ya se lo dije señora Inko. -sonrió amablemente. -Solo déjelo ser un niño normal.

°°°

Izuku Midoriya era el pequeño niño que ingresaría a primaria ese mismo año.

Sus pies caminaban con mucha energia, adornados de unos zapatos rojizos que llamaban la atención de todos los infantes de alrededor.

El pecoso estaba tan emocionado que casi se podría jurar que ese niño no era enfermizo.

Jalaba a su madre del brazo, desesperado de entrar a ese lugar que solo había visto en la televisión.

-¡Mamá! -sonrió el niño con entusiasmo y con lagrimas en los ojos. -¿Está será mi escuela?

Los ojos del niño brillaban como nunca y mostraban a la mas inocente criatura que alguien jamás pudo presenciar.

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