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Dong Min se puso una camisa negra, junto con unos jeans ajustados del mismo color

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Dong Min se puso una camisa negra, junto con unos jeans ajustados del mismo color. Estaba lo suficientemente seguro como para decir que esa ropa le hacía lucir sexy como el carajo. Se posicionó frente al espejo y desordenó un poco su cabello negro, dándole un aspecto relajado. Por último, le dio un rápido vistazo a su reflejo confirmando que su culo se veía comestible, y sonrió en apreciación. Estaba oficialmente listo para ir al club y anotar algún bombón desamparado.

Echó un vistazo a su teléfono y, por un segundo, consideró escribirle a Rebel para ver qué hacía un viernes por la noche. Probablemente algo épico. ¿Tal vez una orgía de estrellas porno fuera de cámara? O era posible que llevara una vida totalmente normal cuando no estaba follando como si fuese un deporte. Tal vez los viernes por la noche, Rebel era sólo Moonbin, sentado en el sofá, viendo su programa favorito en Netflix. Dong Min se preguntaba cuál era su programa favorito, y también qué aspecto tendría en el sofá con sólo su ropa interior.

Casi pudo imaginarlo. Sus tonificados músculos a la vista, sus mechones azabaches un tanto largos sujetados fuera de su rostro, su mano casualmente en la parte delantera de sus bóxers de color negro...

El pelinegro sacudió el pensamiento fuera de su mente y guardó el celular en su bolsillo. No necesitaba llamar a Rebel. Si el azabache quería volver a enrollarse con él, bien podía mandarle un mensaje o llamarle. Y si no lo hacía, había un millón de otros chicos dispuestos en el mundo a pasar una noche con él, aunque aún no lo supieran.

Dong Min llegó en Uber a Bottoms Up, el club nocturno gay más cercano, y evitó la larga fila gracias a la cercana y personal relación que tenía con el portero.

El fuerte pulso de la música del club resonaba en su pecho mientras hacía su camino a la barra por una bebida.

-Hola, bebé. No te he visto aquí en un tiempo -El camarero, estaba bastante seguro de que su nombre era Minho, lo saludó con una sonrisa coqueta.

El pelinegro le devolvió la sonrisa, pero no le ofreció una explicación. El chico se lo había tomado bien cuando le dio un gentil "hasta aquí" después de que se enrollaran hacía unos meses atrás, así que no iba a insultarlo dándole una excusa poco convincente. Evitaba el club las noches que sabía que Minho estaría ahí para asegurarse de que él no esperara que se volviera a repetir.

No es que no le gustara repetirlo de vez en cuando. Podía ser divertido conocer un poco el cuerpo de alguien. Pero poca gente era capaz de follar con la misma persona de forma regular sin desarrollar sentimientos. Minho había sido divertido, y a Dong Min no le habría importado una segunda vez, pero el chico también era algo dulce y de ojos estrellados, y eso era peligroso.

-¿Me das un ron con coca, por favor?

-Claro que sí.

Con la bebida en mano, se dio la vuelta y miró a la multitud, buscando a alguien que pudiese interesarle por la noche.

𝑺𝒕𝒂𝒚 𝒃𝒚 𝑴𝒆 ★(𝑩𝒊𝒏𝒘𝒐𝒐)★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora